lunes, 6 de enero de 2014

Yo Te Amo

Basada en la canción de Chayanne "Yo Te Amo". Un hanyou el cual se da cuenta de cuanto ama a una miko, después de todo Naraku ya había desaparecido junto con Kikyo y todo se encontraban felices, ahora lo único que faltaba después de todo era demostrarle a aquella chiquilla caprichosa que es a ella la única la cual ama y no piensa dejarla ir tan fácilmente... demostrándole su amor sin importar su antiguo amor y primero... tan solo susurrándole "Yo Te Amo"...
 
 

Único Capitulo

Los copos de nieve apenas van cayendo poco a poco al suelo, un denso frío se hace presente en el ambiente, árboles cubiertos de aquel manto blanco al igual que el mismo pasto, los ríos y algunos arroyos congelados… animales invernando en sus cálidas cuevas y todo por la temporada.
 
Las casas cubiertas de aquel manto helado, el humo saliendo de ellas por medio de las chimeneas… los vidrios empañados, la gente va y viene con abrigos por el aire frío que hay, sus botas especiales para la nieve, unos gorros los cuales cubren su cabeza y orejas del frío, unos guantes los cuales están adornando sus manos.
 
Pero de todos ellos hay un chico de cabellera plateada, unas orejitas singulares, pero simpáticas, las cuales causan la curiosidad de toda persona que quiere tocarlas, un traje rojo que lo cubre de pies a cabeza, sus pies descalzos, alrededor de su cuello una tela que lo cubre del frío, claro que cierta chica le ha dicho su nombre si “bufanda” utilizadas para que el cuello no se congele… aquel objeto que tiene en la esquina unas letras bordadas de color negro, todo para combinar con las cejas de este individuo.
 
“Inuyasha” aquellas letras negras eran lo que decían, se veía que estaban especialmente bordadas para el…
 
El joven de mirada ámbar, sentando en lo alto de una de las casas, claro como si esperara a alguien impacientemente, su vista perdida en el horizonte, en dirección de un pozo viejo cubierto de ramas con nieve encima.
 
-Kagome.- es lo que suspira el chico, y todo se puede ver que al nombrar el nombre enfrente de él se hace un pequeño humito de vapor, por las bajas temperaturas
 
Bueno tenía que admitir el que la extrañaba de cierta forma, desde que Naraku murió en aquella batalla junto con Kikyo, todos a su alrededores pudieron por fin descansar en paz, no hace mucho que habían acabado con él, Sango había vengado la muerte de su hermano, Miroku… aquel mujeriego se había desecho de la maldición, y él… él se había dado cuenta de cuanto ama a aquella chica caprichosa, tierna, que siempre lo acompaña
 
-¡Inuyasha!.- lo grita un zorrito que brinca hacia donde él se encuentra- ¿Por qué no vas por Kagome?.- ya en el hombro del ojidorado
-¡Feh! Shippo, deja de molestar.- lo dice de tono fastidioso, él sabía que Kagome había dicho que pasaría la noche de Navidad con su familia y amigos, y en año nuevo como ella le llamaba, con él.
 
De cierta forma aquello le alegraba bastante, él quería pasar todo el tiempo con Kagome, después de besarla y confesarle que él la amaba ya no creía necesaria más palabras.
 
Ahora lo único que deseaba era demostrarle a Kagome cuanto el la amaba, cuanto el estaría dispuesto a dar, lo único que le importaba era que ella regresara a su lado y se quedara con el toda la vida. Pero… Kagome bien le había dicho que solo le faltaba un año y terminaba su dichosa carrera, bueno si asi ahora se le llamaba a la escuela… lo único que lamentaba era que ella no lo dejaba acompañarla al colegio, bueno según por las habladurías de sus amigas y compañeros.
 
¡Ahhh! Como la extrañaba, la extrañaba demasiado y Shippo aquel enano no ayudaba mucho que digamos, a cada instante como ahora le decía que fuera por la chica, tenía unas ganas enormes de ir y besarla, probar de nuevo aquel sabor de boca, pero tenía que respetarla… por lo menos no quería que se enojara con él.
 
-¡¡Inuyasha!!.- lo grita el pequeño
-¿Qué quieres Shippo?.- saliendo de sus pensamientos
-Te estoy hablando, y no me contestas… pareces una bestia tonta.- cruzando sus brazos
 
¿Bestia?... uuuyyy como ese término le molestaba, Kouga aquel apestoso lobo le decía así y no era una bestia, no lo era…
 
Inuyasha toma de la cola al pequeño, y solo para después lanzarlo al suelo… a comer nieve.
 
-Inuyasha… eres un abusivo con el pobre de Shippo.- lo dice Sango al ver aquel movimiento brusco por parte de Inuyasha hacia el pequeño
-¡Bah!.- saliendo del lugar… a dirección del árbol Sagrado
 
-Déjalo Sango… lo más seguro es que este de malas, porque la señorita Kagome no ha llegado.- lo dije un monje saliendo bien cubierto al igual que la exterminadora… por lo menos su amiga Kagome se había preocupado en traerles ropa calientita de su época.
 
-.-
 
-Esa Kagome ya debería de estar aquí.- lo murmura para si mismo
 
¿Cómo que estar esperándola todo el día no era algo que estuviera planeando?, después de todo ya era adicto a los besos de la chica, cada vez terminaban con pasión en ellos, y claro sin descartar el deseo
 
Bueno después de todo él ya la había elegido como su mujer, su hembra… y aquello lo tenía demasiado presente… Mioga le había mencionada que ya era tiempo para formar una familia, claro ya con la hembra a lado, pero… antes que nada quería demostrarle a Kagome que la quería de mil maneras, que el paso con Kikyo solo era eso un pasado… sabía perfectamente que Kikyo había sido su primero amor, pero ella Kagome, ella es la mujer que realmente ama y piensa pasar el resto de sus días.
 
Ya lo tenía todo planeado, después de la cena que iban a tener en casa de Kaede llevaría a Kagome a un lugar único, un lugar especial para ellos dos.
 
Podía olfatear aquel aroma que caracteriza a la chica, que le ha robado el pensamiento, el habla, el corazón, la vida…
 
El ojidorado solo salta desde la rama más alta del árbol solo para ir de un lado a otro entre ramas y todo en busca de su Kagome.
 
La chica va saliendo desde el fondo del pozo, una mano sale por aquel lugar, seguida de la otra para después asomar su rostro y cabeza, con sus manos se apoya en el borde de aquel pozo lleno de nieve… el cuerpo de la chica ya se asoma… su rodilla se apoya en el borde para impulsarse, todo va muy bien ya está de pie en el borde del pozo ahora solo faltaba bajarse de ese lugar y tocar tierra firme
 
Tenía planeado saltar, las cosas ya estaban en tierra firme, su mochila amarilla que no ha cambiado en el paso de los años, una bolsa extra que se ve que trae algunos regalos para sus amigos… bueno ya era hora de saltar, cierra sus ojos, bueno no quería ver cuando tocara el piso y se golpeara, después de todo siempre pasaba lo mismo
 
Kagome salta pero para su sorpresa es que sus pies no han tocado el suelo, es como si algo la estuviera agarrando, como si la mantuvieran entre unos brazos, protectores y fuertes
 
Kagome abre sus ojos y todo para encontrarse aquella mirada ámbar, por lo menos ya sabía de quien eran aquellos brazos que siempre le brindaban seguridad…
 
Inuyasha había atrapado a Kagome en el aire, sabiendo bien que ella siempre brincaba y en algunas ocasiones se lastimaba un poco, aparte tomarla entre sus brazos era una mejor idea para poder besarla y sorprenderla
 
-Inu…ya…sha.- lo susurra la chica
 
No dejaba de ver aquel ámbar, era realmente hipnotizantes… es como si al mirarlo pudieras estar en el cielo, sintiendo aquellas cosquillitas en el estómago y las mejillas de mil colores.
 
Deseaba besarlo, probar de nuevo aquellos labios, sentirlos sobre los suyos, sus manos recorriendo su cuerpo suavemente, sentir el sabor de la piel del chico sobre la suya, sentirse ama por el… ¡hay!, pero en qué cosas estaba pensando, ella estaba pensando el lo excitante que sería hacerle el amor a Inuyasha… se encontraba avergonzada de sus propios pensamientos.
 
-Kagome… porque tardaste.- lo dice el chico, sin soltarla de aquel estado en el que se encontraban
-B-bueno… n-no encontraba que ponerme.- era la verdad, no sabía que ponerse, después de todo iba a pasar el año nuevo con Inuyasha y a su lado, debía de lucir hermosa, Inuyasha ya le había dicho que la ama a ella, y aquello le hacía saltar de felicidad, al saber que sus sentimientos eran correspondidos
 
Pensó que después de la muerte de Kikyo él se iría al infierno a alcanzarla y aquello le dolió en el alma, o bien con la perla completa Inuyasha desearía hacer su sueño realidad: ser un demonio completo de una vez por todas. Al final fue totalmente distinto, si estuvo deprimido, hasta desapareció por dos semanas en las que ella estuvo triste y con angustia, pero regresando el, corrió a sus brazos y lloro en ellos, pero lo que la hacía más feliz de todo eso era que Inuyasha le había dicho que. ¡La amaba a ella!.
 
Podía sentir como unos labios aprisionaban los suyos, dejando que los brazos que la mantenían aprisionado se relajen un poco pero solo lo necesario para acercarla más hacia el pecho del chico, y todo para fundir aquel beso
 
Inuyasha envuelve el labio inferior de Kagome, dejando que solo ella cierre sus ojos disfrutando de aquellos labios, mientras que coloca sus brazos alrededor del cuello de él chico, después de todo el hanyou la mantenía volando y ella solo se mantenía en el aire por la ayuda de los brazos de este
 
Tanto como el ojidorado y la pelinegra solo se dedican a disfrutar de aquel beso, habían pasado ya ocho días sin verse y aquello los estaba matando a los dos, bueno alguna que otra escapada del hanyou hacia la época de la chica, pero era desechado a la fuerza por los invitados…
 
Después de todo, ¿ahora que podía pedir?, tenía a Kagome a su lado, con aquella ropa rara, que llevaba, unas botas, unos pantalones ajustados dejando ver lo perfectas que son sus piernas, una sudadera con un gorro, indicando que es acogedora y caliente, por ultimo una bufanda como la suya pero de color azul como su ropa, en sus manos tenía unos guantes del mismo color. claro sin faltar aquel gorro que lleva puesto
 
Desde hace unos minutos que ellos se encontraban viendo aquella escena muy cerca de ellos, pero lo demasiado lejos para que aquel despistado y enamorado hanyou no se diera cuenta de que ellos observaban aquel beso.
 
Shippo se había dado cuenta de la presencia de Kagome corriendo hacia el poso, seguido de Sango y Miroku que al llegar a la escena solo mantuvieron un suspiro al ver aquello, Kagome entre los brazos de Inuyasha besándolo de aquella forma, tan delicada y a la vez profunda.
 
-¡¡Kagome!!.- lo grita el pequeño, claro Sango y Miroku solo lo miraron con una mirada acecina, al interrumpir aquella escena
 
Tanto como Kagome e Inuyasha pudieron escuchar la voz del pequeño zorrito y muy cerca de ellos sonrojándose por saber que sus amigos están ahí presenciando de aquella escena.
 
Inuyasha solo se maldecía por la tonta interrupción del aquel enano, claro mientras baja a la chica a tierra firme, quería estar un poco más con ella, dejar aquellos labios más rojos por el beso, disfrutar de aquel exquisito sabor, pero gracias a un enano ya no podía.
 
En cambio Kagome se encontraba sonrojada a lado del hanyou, después de aquel beso…no podía ver a sus amigos a la cara… bueno ella sabía que no era para tanto pero la vergüenza y la pena eran presentes… podía sentir el sabor de los labios del hanyou, y todavía algo rojos y calientes sus labios
 
-Kagome que bueno que has llegado.- lo dice una anciana apenas saliendo de la cabaña a recibir a todos-Inuyasha estaba demasiado malhumorado por tu partida, hasta maltrato al pobre de Shippo.-
 
-S-si eso es cierto Kagome… Inuyasha me mando a comer nieve.- subiendo a los brazos de la chica- así como tú le haces.- tratando de que al hanyou le hicieran algo
-¿Así?.- alzando una ceja por todas las quejas que estaba recibiendo del chico- tan mal se portó Inuyasha, ¿Shippo?-
-Si Kagome.- mostrando algunas lágrimas de cocodrilo, sabía que con aquel fingimiento era necesario para que le hicieran algo a Inuyasha, por lo menos mandarlo al suelo como él lo había hecho con el
-Entonces sería bueno darle su castigo a Inuyasha ¿no?.- dejando al pequeño en el piso
-Si.- lo sugiere Shippo
 
¡Glup!, es lo único que se puede escuchar de Inuyasha, es que imaginar lo que venía aquel Owsarin que siempre terminaba el comiendo la tierra no era nada agradable.
 
-Shippo… creo que mejor vamos a preparar la cena.- entrando a la casa con el pequeño en brazos
-Y-yo acompaño a Sango.- lo dice aquel monje temiendo de lo que pueda hacer Kagome
-Bueno Kagome es todo tuyo.- lo dice Kaede entrando a la casa junto con los demás
 
Todos entran a la casa dejando solos a la pareja, bueno después de aquella acusación por parte de Shippo, la vida del hanyou estaba en riesgo…
 
Kagome poco a poco empieza a acercarse hacia el chico que se encuentra de pie, listo para recibir lo que venía, aquel owsarin por parte de la chica.
 
La pelinegra se abre paso entre la nieve con sus botas, mientras se acerca hacia el ojidorado, después de todo tenía que darle su merecido y lo iba a hacer
 
El ojidorado cierra sus ojos dejando venir lo que sea, la verdad no sabía que iba a sucederle y menos mucho ahora, después de recibir a la chica con aquel apasionado beso, lo único que quería era continuarlo, pero en un lugar apartado de todos.
 
De un momento a otro el ojidorado solo siente unos labios encima de los suyos, unas manos pasar por su pecho, un cuerpo junto al suyo dándole calor, lo único que puede hacer es posar sus manos en le cintura de la chica, pegándola más hacia él. Lo había sorprendido con aquel beso, pero ahora el mantendría el control sobre él, sin importar que unos pares de estuvieran viéndolo.
 
-.-
 
-La cena le quedo deliciosa señora Kaede.- lo dice Kagome que se encuentra al igual que todos disfrutando de la amena cena.
-Gracias Kagome.- depositando su plato a un lado- bueno los niños ya se durmieron.- viendo al pequeño zorrito rendido por aquella fiesta organizada en el pueblo- y ahora me toca a mí.- levantándose y todo para ir a descansar.- ustedes disfruten… la noche es joven.-
 
¡Oh! Sí que era joven, él quería disfrutar de el día de año nuevo como le decía la chica, un día especial para ella y el mismo lo iba a convertir más que especial para ella
 
-Sanguito porque no me acompañas a ver las hermosas estrellas.- ofreciendo su mano para que la chica lo acepte así ambos salen de la choza
 
Kagome se siente algo incomoda, el tener así de cerca de Inuyasha, sabia ella que estado entre sus brazos ya no era suficiente y él mismo estaba consciente de ello, ambos necesitaba…
 
…Después de todo ambos se aman
 
El chico se levanta llevándose a la pelinegra entre sus brazos, él había planeado todo especialmente para ellos dos, y así demostrarle a la chica que ella era la única en su vida, la única en sus pensamientos y corazón, al igual que ser y alma, que Kikyo ya no existía más en su vida, que ella murió en su corazón el mismo día que ella lo embrujo con aquella flecha.
 
En palabras simples y comunes yo te extraño
En lenguaje terrenal mi vida eres tú
En total simplicidad seria yo te amo,
y en un trozo de poesía tú serás mi luz, mi bien
En el espacio donde me alimento de tu piel que es bondad
La fuerza que me mueve dentro para recomenzar.
Y en tu cuerpo encontrar la paz

Kagome se mantenía entre los brazos de su protector, si aquel hanyou que no dejaba de soltarla mientras que con su agilidad y velocidad pasaba las copas de los árboles y todo para llegar a una cabaña desolada en medio de todo aquel lugar.
 
Inuyasha se detiene enfrente de ella, la luz de la luna iluminado en lo alto del cielo indicando que es media noche, la nieve en el piso a su alrededor al igual que encima de la cabaña dando aquel toque romántico en la escena, el lago enfrente de ellos congelado dejando ver el brillo de la intensa luna.
 
El ojidorado deja tocar suelo a la chica, mientras que esta no deja de perder ningún detalle del lugar, nunca antes lo había visto, su estancia en la era feudal durante sus cinco años nunca lo había visto ni siquiera cuando pasaban a las cercanías… hace unos meses atrás apenas habían derrotado a naraku y ahora esta sorpresa era demasiado para su corazón, el cual revolotea con demasiada felicidad.
 
Todo era simplemente hermoso, hermoso para ella e Inuyasha… solo ellos dos, como una vez lo soñó.

Si la vida me permite al lado tuyo
Crecerán mis ilusiones, no lo dudo
Y si la vida la perdiera en un instante
Que me llene de ti
Para amar después de amarte...vida


Estuvo cerca de perderla, demasiado diría el mismo, perder a Kagome era algo que no lo soportaría de nuevo. Como una ves cuando lucharon contra los siete guerreros y la siguiente cuando Naraku quiso atacarla en la batalla, después de aquello no quería separase de ella ningún momento, ya se lo había dicho la ama con todo el alma, ahora con ella sería el hombre o hanyou más feliz de la tierra o de todos los tiempos, tendría una familia con la chica y sería feliz de una vez por todas.
 
Podía ver como ella avanzaba hacia la puerta de la casa, abriéndola con cuidado, dejando ver aquel interior iluminado por velas rojas y blancas. El solo caminaba detrás de ella viendo como su mirada se iluminaba al ver los pétalos rojos y blancos de las rosas que encontró en el sureste especialmente traídos para esta ocasión.
 
Aquellos hacían una cama en medio de la choza, con las telas debajo de ellos cubriendo de cualquier frío, las ventanas tapizadas de piel, solo para que la ventisca no entrara, una pequeña fogata enfrente de ellos, para dar calor.
 
Kagome solo se voltea al ver que la luz de afuera se apaga y aquello indicaba una cosa el hanyou ya había cerrado la puerta, si el estaba pensando lo mismo que ella, después de todo esa era su fantasía, pero tal vez que él la tomara de una forma salvaje y a la vez romántica, nunca se imaginó aquel detalle hermoso.
 
Hoy sería su mujer, hoy ella dejaría de ser aquella inocente niña que conoció hace cinco años atrás para convertirse en la mujer de aquel hanyou.

No tengas miedos ni dudas
Este amor es demasiado bueno
Que tú serás mi mujer
Yo te pertenezco todo entero
Mira mi pecho, lo dejo abierto,
Para que vivas en el

El hanyou se acerca hacia donde se encuentra la chica, llevando su mano al cuello de ella y todo para impulsarla en el beso que posa en sus labios, dejando que sus lenguas hablen mientras que sus manos se deshacen de la ropa que estorba en aquellos momentos.
 
La bufanda del chico sale cerca de la puerta seguida por los guantes de la joven y el gorro que solo son utensilios innecesarios…
 
El beso no se ha desecho, las manos de la chica suben hasta el pecho del ojidorado, dejando que el haori rojo caiga junto con su chamarra, una camisa de color azul cielo era lo que adornaba el cuerpo de la joven.
 
La chica retrocede unos pasos hacia atrás llegando a la orilla de aquellas mantas expuestas en el piso claro estando llenas de pétalos de rosas.
 
El hanyou se desprende de aquel suave beso dejando los labios de la chica demasiado rojos por aquellos contactos, sus respiraciones algo agitadas.
 
-K-Kagome.- lo susurra sin saber si ella está dispuesta a dar el siguiente pasó
-¡Shhh!.- es lo único que dice la chica, mientras posa un dedo en los labios del chico

Para tu tranquilidad me tienes en tus manos
Para mi debilidad la única eres tú
Al final tan solo sé que siempre te he esperado
Y que llegas a mi vida y tú me das la luz
El bien
Ese mundo donde tus palabras hacen su voluntad

Kagome besa los labios del chico, dejando paso a lo que viene, el haori blanco se puede ver en el extremo de la casa junto con aquella blusa azul cielo que antes traía puesta la chica.
 
Kagome puede sentir entre sus mano el fornido pecho del chico, dejando paso entre sus yemas aquella piel que tanto la excita
 
El hanyou toma entre sus brazos a la chica depositándola suavemente encima de las cobijas y pétalos que se encuentran.
 
El ojidorado mueve sus labios al cuello de la chica dejando que ella solo suspire, sus manos pasando por las curvas de ella, dejando que todo absolutamente todo desaparezca entre ellos, lo único importante en aquellos momentos era hacer el amor… demostrarse cuanto se quieren sin importan lo que suceda

La magia de este sentimiento
Que es tan fuerte y total,
Y tus ojos que son mi paz

Dentro de la cabaña se puede ver aquel vapor, es como si la fricción de aquellos dos cuerpos desprendiera aquel humo que los cubre, acompañados
 
Toda la ropa en el suelo alado de ellos, ambos chicos ya denuedos, descubriendo nuevas sensaciones entre ellos, aquel sabor de piel de ambos, sus manos descubriendo y delineando la figura de ambos.
 
Inuyasha probando y saboreando los pechos de la chica, disgustándolos como el mejor manjar antes probado.

Si la vida me permite al lado tuyo
Crecerán mis ilusiones, no lo dudo
Y sin la vida la perderá en un instante
Que me llene de ti,
Para amar después de amarte...vida


Los gemidos y sus suspiros combinados en toda la cabaña, el sudor de sus cuerpos dejando a reflejar en ellos la luz de la fogata.
 
El cuerpo del chico encima de la de su hembra, disfrutando de aquel cuerpo arrancando suspiros de la boca de la chica, apagándolos con sus labios y a la ves provocándolos, recorriendo con sus manos el cuerpo de ella, como si delineara aquellos perfectos pechos, su cintura su espalda con suaves caricias, sus piernas y su rostro…
 
En cambio Kagome solo disfruta sintiendo al chico bajo sus yemas, recorriendo con sus manos todo el cuerpo de él delineando los fuertes pectorales, aquellos cuadros que se hacen en el abdomen, los brazos fuertes y bien formados, su espalda llena de cicatrices pero realmente fuerte y suave conforme pasa sus manos.
 
Todo era perfecto sus cuerpos como si fueran hecho a la medida perfecta de ambos, las curvas de la chica encajadas perfectamente en el cuerpo del joven, los brazos de el alrededor de su cintura, mientras que ella se encuentra sintiendo las caricias en su espalda y los besos en sus cuello en medio de él y el hombro.

No tengas miedos ni dudas
Este amor es demasiado bueno
Que tú serás mi mujer
Yo te pertenezco todo entero
Mira mi pecho, lo dejo abierto.
Para que vivas en el
 
El momento de fundirse en uno estaba llegando a ser pronto, solo que no sabía bien el chico si Kagome, si ella quisiera ya lo mismo que el, los ojos de ella se encontraban cerrados y sus labios rojos por los contactos de sus labios… gemidos y suspiros salían de los labios de la chica mientras que uno que otro acercaba cada vez sus cuerpos
 
-K-Kagome.- es lo único que susurra el chico, mientras que la besa disfrutando del manjar de sus labios, como ya lo hizo con su cuerpo recorriendo a cada instante con sus manos delineándolo y a la vez saboreándolo con sus labios
 
No tengas miedos ni dudas
Este amor es demasiado bueno
Que tú serás mi mujer
Yo te pertenezco todo entero
Mira mi pecho, lo dejo abierto.
Para que vivas en el

No recibe respuesta alguna, lo único que puede recibir como señal es que la chica se acomodó para que el mismo haga lo que quiera y aquello lo excita de una manera única.
 
El hanyou se acomoda sin dejar de besar a la chica, dejando que su miembro la penetre poco a poco, dejando que aquella barrera de virginidad que tiene la chica, vaya abriendo paso poco a poco, dejando que él entre hasta el fondo
 
Se detendría al escuchar aquellos gemidos y algo de dolor que salen de los labios de la chica, pero si no continuaba el proceso sería más doloroso para ambos, solo falta un poco para entrar hasta el fondo.
 
Kagome ya podía sentir el miembro del chico dentro de ella… si palpitando dentro de ella era tan excitantes sentirlo… más cuando ahora se estaba moviendo suavemente, poco a poco, tal vez para no lastimarla
 
Los gemidos en la habitación, un grito desgarrado por parte de ambos, claro que la chica daba gracias a Kami que sus amigos se encontraran a varios kilómetros de ahí.

No tengas miedos dudas
Este amor es demasiado bueno
Que tú serás mi mujer….
 
La fricción de ambos cuerpos en unos, los movimientos más acelerados del chico cobre la chica, los besos más descabellados… un beso y mordisco en medio del cuello y donde nace el hombro… rompiendo con sus colmillos la piel de la chica, dejando dos pequeñas marcas en ellas, tal vez en la época de Kagome no signifiquen algo pero aquí… significaba que ella era su hembra su mujer para todo una vida.
 
Kagome solo siente como un líquido placentero se derrama en su vientre sabía perfectamente bien de que se trataba, tal vez después de esto ella quedaría embarazada del chico, pero aquello no importaba después de todo ella había accedido a esto.
 
Inuyasha no aguanta más y derrama su semilla en la chica, dejando que ella misma se pegue más a él sintiendo como el líquido caliente sale de él, su miembro palpitante dentro de ella. El sabría después de si su hembra quedaría preñada, pero aquello no le importaba por que el se haría hacer cargo de ella y del pequeño cachorro.
 
Cansado solo se desprende del cuerpo su miko, cayendo a lado de ella dejando que aquellas respiraciones agitadas vuelvan poco a poco su curso normal, después de todo ya habían hecho el amor y ahora solo quedaba dormir parte de la madrugada.
 
El hanyou con una cobija, la cual encontraba en el extremo al ser alcanza por su mano, con el propósito de destenderla encima de ellos dos, y así el frío no se cuele por sus cuerpos, observa a su pequeña cansada, y más ahora que sería tal vez madre de su pequeño bebé.
Kagome se acorruca en el pecho del chico, mientras que este pasa su brazo por debajo de él abrazándola y pegándola más hacia su cuerpo.
 
Sus cabellos revueltos por la noche, sus labios rojos e hinchados por la fricción de ellos mismos… sus cuerpos llenos de agua dulce y todo por el ejercicio surgido… una sonrisa en sus labios… dando a entender que ambos se encuentran felices.
 
El ojidorado no se ha dormido, no ha pegado sus ojos como la chica que ya respira paulatinamente trata de descansar entre los brazos y pecho de este… solo que no se cansa de contemplarla de perder aquel brillo en sus ojos al saber que por fin Kagome ella ya es su hembra.
 
Kagome podía sentir aquella mirada del chico y le incomodaba de cierta manera, hacía que ella misma se sonrojara, después de todo lo sucedido no tenía el por qué… pero la pena y vergüenza no desaparecía de sus mejillas y aquel brillo en sus ojos.
 
La pelinegra solo se levanta un poco del pecho del hanyou, viendo fijamente los ojos de él, aquel ámbar cristalino, y con un brillo inusual… es como si nunca antes lo había visto, pero de seguro era por la misma razón que ella.
 
Inuyasha podía ver el sonrojo de las mejillas de la chica y el brillo en sus ojos, y aquello lo hacía demasiado feliz, feliz… después de tanto tiempo ya era feliz a lado de la mujer que ama y amara por siempre.
 
-Feliz año Kagome.- sonriendo ampliamente
-Feliz inicio de año nuevo Inuyasha.- sonriendo de igual manera, sabía que iba hacer un año nuevo lleno de sorpresas y felicidad para ella e Inuyasha.
-Y-Yo te amo Kagome.- besando los labios de la chica
-Yo te amo más Inuyasha.- correspondiendo aquel beso suave y paulatino, y no con las mismas intenciones que antes.
 
Después de todo el ama a Kagome ya se lo había dicho antes y ahora más… podía verla dormir… sus ojos se cerraban por el cansancio, claro sin antes repetir “yo te amo”…
¡Fin!