Ya han pasado cinco años,
precisamente aquel año se cumple el sexto año que conoce a Inuyasha y cumple
vente y uno, sus estudios han finalizado, solo le falta un año o dos de
carrera, su madre desea nietos, y aquello hace pensar a la chica, aceptando la
proposición de su madre en que ella busque candidato.
Los fragmentos de la perla
siguen en su búsqueda, Naraku ha muerto, Kikyo latente en aquella vida, ellos
en su búsqueda, ¿Qué reacción tendrá Inuyasha cuando esta llegue y le diga que
su madre está en búsqueda de esposo?, ¿Kagome lograra casarse con un extraño y
olvidar el amor que siente por Inuyasha?.
¿Inuyasha dejara que su miko
se vaya para siempre y sea de otro?.
Capitulo I.- La Noticia
Camina lentamente por aquel
bosque, observando todo a su contorno el gran cambio que ha tenido la aldea
desde donde se encuentra y aquel lugar, desde hace cinco años atrás aquella
pequeña villa estaba desprotegida y ahora goza de gran prosperidad.
El verano no tarda en
comenzar, y sus vacaciones en la universidad apenas empezaron ayer en la tarde
su último día, se suponía que Inuyasha debería de estar esperándola o por lo menos
tendría que haber ido a su búsqueda… pero aquello no fue.
Shippo le había mencionado
que este se estaba comportando de forma extraña por las noches, salía a
caminatas y algunas ocasiones volvía hasta muy pasada la tarde, sin dar
explicación alguna… y sabía ella cual era la respuesta… Kikio…
Kagome, sabes que anhelo tener un nieto a quiero
consentir, ya tienes edad para casarte, dentro de poco cumples vente y uno,
¿por que no buscas algún candidato?
Esas habían sido las
palabras de su madre, la primera ves que las escucho pensó en Inuyasha, podría
ser él, pero bien sabía que ese esta enamorado profundamente de Kikio y no hay
espacio en su corazón para ella… ¿Por qué no aceptar la proposición de su
madre?.
Apenas ayer volvió a
repetírselo pero ahora con una lista de posibles candidatos, en el primer lugar
estaba Inuyasha.
-Yo se hija que no quieres casarte, ¿pero deberías de pensarlo?.- lo
dice la padre como sugerencia y pregunta.
-Yo estado pensando eso… y bueno creo que tienes razón…- lo dice esta,
dejando que la madre se siente a su lado.
-¿enserio?.- lo pregunta su madre entusiasmada.
-Si…- lo contesta Kagome con una sonrisa en sus labios, ¿para que
esperar mas a Inuyasha?, debía de tener una oportunidad con otra persona.
-He hecho una lista de los candidatos que hay a tu alrededor, incluidos
los de la universidad…- lo dice la madre, mostrando aquella pequeña libreta,
toda llena de nombres de diferentes hombres.
-¡oh!...- es lo único que dice Kagome con una gota en la cabeza.
-Por que no la revisas y me dices quien te interesa…- lo sugiere la
madre levantándose de aquella cama matrimonial situada en el centro de la
recamara, quedando la ventana arriba de la misma cama, a los lados un pequeño
escritorio donde se sitúan los cuadernos de la chica, y en frente el closet.
-Pero mamá, ¿no crees que sea raro que todos estos, pueda hablarles de
un día para otro?...- lo pregunta esta observando las hojas de aquella libreta.
-Oh de eso no te preocupes Kag, ellos están enamorados de ti, así que
esperan ansiosos que les hable para hacer una cita…- lo dice la madre antes del
salir de la habitación despreocupadamente, como si aquello fuera lo mas normal
de todo el universo.
Oh kami ¿tantos?... ya decían Yuka, Ari y Ayume que algunos babeaban
por ella, pero nunca pensó que tantos… ¿Qué hará?.
¡buf!, bueno había acordado
con su madre que ella decidiera a ultima hora, pero bien tan bien tacho el
nombre de Inuyasha explicándole que este nunca se dejaría en ella, ya que el
ama a Kikio…
Tiene una semana para pasar
en la época antigua y después regresar a su casa con aquella lista larga de
pretendientes, solo por que su madre quiere un nieto, pero también ella debe de
buscar a alguien que pueda quitarle aquel amor que siente por el hanyou, si no
hace aquello esta segura que se volverá loca…
Comienza a caminar hacia la
aldea, dejando que sus piernas se refresquen por la brisa de aquella mañana,
lleva una falda algo corta no tanto como la de su uniforme de secundaria lo
justo que le llega a las rodillas y una playera de tirantes lo ultimo de la
moda.
Su mochila en su espalda
solo que esta de color azul, dentro de ella comida que su madre les manda a sus
amigos y un poco de ropa para aquella larga y dura semana en búsqueda de los
fragmentos que se extraviaron a causa de que murió naraku, ahora ningún mal
grande los asecha…
-Hey mujer hasta que te
dignas a venir….- lo dice una voz enfrente de ella sacándola de todo
pensamiento en el que se encontraba.
-Inu…ya…sha…- lo murmura,
observando aquel joven delante suyo, apuesto como siempre, su aire de
arrogancia, su aire sexy, aquel cuerpo músculo y perfecto, sus lindas orejas y
aquellos ojos dorados que tanto adora… su corazón comienza a latir fuertemente,
como si pudiera salir de su pecho…
Debía de termina con aquel amor
que siente por él hanyou, por mas que siga con él, no puede hacerse ilusiones
sabiendo que al final terminara con su único amor… Kikio.
-Kagome…- la llama este,
viendo a la miko, recorriéndola con su vista, cuando fue que aquella mujer
cambio demasiado rápido, de aquel cuerpo de niña se ha convertido en uno de
mujer, listo para ser tomado por un macho.
-Se me hizo tarde…- lo
contesta Kagome, sacando aquel hibrido de sus pensamientos.
-¡feh!, no sabes que debemos
de viajar en la tarde.- lo dice este de forma altanera como si no le importara
el regreso de la pelinegra, cosa que hiere a Kagome, haciendo que su decisión
ya no tenga marcha atrás.
-¿Sango?.- lo pregunta
Kagome, caminando hacia la aldea, ignorando aquel comentario, aunque su orgullo
no ignore su corazón no puede hacerlo, ni siquiera un “hola te extrañe”, y eso
que se fue dos semanas… y nada.
-En la cabaña…- lo contesta
este, siguiendo a la miko, observando el contorno de su figura por la espalda,
se ve tan cambiada, no lo saludo como suele hacerlo, con aquel brillo que tanto
adora en sus ojos, como si estuviera triste, pensativa, tomando una decisión
importante ¿Qué podría suceder?.
-.-
-¿Por qué no van al este?.-
lo sugiere Kaede.
-¿ha escuchado algo
anciana?.- lo pregunta Inuyasha, al final de la cabaña.
-Podía haber en ese lugar
fragmentos…- lo dice, dejando que grupo siga con sus alimentos.
-Yo necesito estar el sábado
en mi casa…- lo anuncia Kagome, antes de salir de la cabaña, quiere estar sola,
meditar las cosas… Inuyasha la ignora y ella solo desea irse a su casa a
distraerse, Shippo le tuvo que contar que precisamente ayer en la noche vio
almas alrededor del bosque.
Suelta un profundo suspiro
al sentarse debajo de unos de los arboles que se encuentran cerca de aquel
templo, que hace unos años atrás construyeron los aldeanos.
Ve hacia las estrellas que
se aprecian en aquel manto nocturno, no hace mucho frió pero la noche es
fresca, no se le ocurrió tomar un suéter antes de salir, y ahora sufre las
consecuencias… con sus brazos se abraza, dejando que por lo menos un poco el
frió se disperse de su cuerpo.
Siente como algo cae por sus
hombros cubriéndola, observando aquella tela que logra reconocer el haori de
Inuyasha…
-Si no fueras tan tonta, no
hubieras salido sin que te taparas…- lo dice este a su lado, tomando asiento.
-Si tanto te molesta, toma…-
lo dice Kagome molesta quitándose aquella prenda de su cuerpo, devolviéndosela.
-¡feh! Tonta si te lo di es
por que no lo necesito…- lo dice este devolviéndole la prenda y colocándosela
en los hombros.
-Gracias…- lo murmura
levemente Kagome, fijando su vista de nuevo en las estrellas, sintiéndose
nerviosa de que Inuyasha este a su lado, quiere preguntarle muchas cosas, pero
si la respuesta es la que piensa, ¿de que sirve?
Pasa un largo rato, haciendo
que un leve viento se haga presente, dejando que Kagome apriete mas la prenda
de Inuyasha en su cuerpo…
Unos segundos después unos
fuertes brazos la rodean, dejándola pegada en el cuerpo del chico…
-¿Inuyasha?...- lo murmura y
pregunta Kagome observando el rostro de este.
-¡keh! Tienes frió, solo te
doy calor…- lo murmura este sin darle importancia en el asunto, dejando que la
cabeza de Kagome se recargue en su pecho, manteniéndola entre sus brazos.
No sabe por que aquel impulso
de abrazarla, como la primera vez que la mantuvo entre sus brazos pero por una
situación diferente exactamente hace cinco años atrás, a causa de la pelea
contra Sesshomaru y el peligro que esta corría, la tuvo que mandar a su época
según él sin regreso, pero ahora después de cinco años todavía la tiene a su
lado, ¿sería capaz de dejarla ir cuando llegara el momento?.
Su cerebro le dice que debe
dejarla ir, ¿pero su corazón?... pareciera que el no esta de acuerdo, la
estrecha mas entre sus brazos recargando su mentón en la cabeza de Kagome, que
ahora ya se encuentra profundamente dormida.
¿Cuántas veces no ha
contemplando aquel rostro por las noches cuando duerme la miko?... demasiadas
veces, sabe cada contorno y cada rasgo de aquel lugar.
Su vista se fija en sus
labios, los cuales dejan escapar un pequeño suspiro, como desea tanto probar de
nuevo, recuerda que exactamente hace un año atrás tuvo el placer de probarlos.
-¡No se por que siempre defiendes a ese lobo!.- lo grita un enojado
hanyou.
-Ya te he dicho Inuyasha, que Kouga solo quiere ayudarme…- lo dice esta
harta de los reclamos de este hanyou.
-Y ¿por eso debe de besarte?.- lo pregunta celoso, dejando que ahora
aquellos celos florezcan a presencial aquel pequeño beso.
-Solo fue un accidente…- se defiende una Kagome alejada del grupo.
Miroku, Sango y Shippo junto con Kirara se habían ido a la aldea con
Kaede después de aquel encuentro con Kouga, algo desagradable, dejando que la
pareja arregle sus cosas.
-¿¡Llamas un accidente tomarte de la cintura y acercarse hacia su
cuerpo?!.- lo grita este, al hacer lo mismo que hizo aquel lobo con Kagome,
poniéndola algo nerviosa.
-Inu…ya…ya…sha…- lo balbucea Kagome, posando sus manos en el pecho del
chico, tratando de apartarlo pero aquello ocasiona que este ponga ambas manos
en su cintura acercándola mas hacia él.
-¿le llamas también un accidente que el se acerque a tú rostro con
intención de besarte?.- lo murmura Inuyasha haciendo poco a poco lo que sus
palabras dicen.
-Yo…- lo balbucea.
-Y ¿le llamas accidente a un beso?...- lo murmura por ultimo aquel
hanyou tomando suavemente los labios de la miko entre los suyos, primero el
inferior abriendo paso por aquella cavidad que bien Kagome le deja explorar…
Un leve suspiro sale de los labios de Kagome, dejando que Inuyasha haga
magia en sus labios, muy lento aquel beso, dejando primero que ambas lenguas se
reconozcan después el que Inuyasha la apriete a su cuerpo, como si quisiera
fundirse en uno solo, con ayuda de sus manos se sostiene fuertemente de la ropa
del chico, dejando que este suba un poco sus manos hacia un poco bajo de sus
pechos ocasionándole un leve gemido.
Acapara con sus labios toda la boca de Kagome, finalizándola con un
lento juego en aquellos labios, antes de separase lentamente, escuchando con
aquellas orejitas blancas un leve gemido con un suspiro.
Abre aquellos ojos obres, tratando de centrar su vista en aquella
pelinegra, que tiene entre sus brazos, observa como tiene los ojos cerrados,
sus labios hinchados, la respiración agitada y sus manos fuertemente agarradas
de su haori rojo, como si temiese caer.
-Dime Kagome, ¿te gusto el accidente?.- lo dice en forma burlona.
Kagome abre sus ojos rápidamente, sintiendo una puñalada en el corazón,
¿así que todo fue un juego?...
Se separa con lentitud de los abrazos de Inuyasha como si este se
rehusara a devolverla a la tierra…
-Eres un tonto… solo me usaste…- lo murmura Kagome, tratando de no
llorar en aquellos momentos, tanto ilusionando, soñando con aquel segundo beso
de Inuyasha y este solo juega con ella… es un tonto… un idiota, un….
-Espera Kag….-
-¡ABAJO!.- lo grita Kagome furiosa, escuchando como continuación un
fuerte golpe en el suelo.
Lo ultimo que recuerda fue
percibir aquel olor a sal… había hablando antes de pensar, su bocota y su
orgullo hablo primero que su corazón… ¡arg!, desde aquel momento Kagome no se
ha acercado mucho a él, mantiene su distancia, y apenas ese momento es cuando
puede abrazarla.
¿pero ahora?... ¡arg! Como
detesta tener aquellos sentimientos humanos, que solo estorban en sus sueños…
El debe de cumplir una
promesa y esa promesa es con Kikio, no puede seguir o más bien no puede
ilusionarse con Kagome si bien sabe que después él partirá al infierno con su
amor antiguo.
Por algo estuvo viendo a Kikio
todas esas largas dos semanas, aunque dentro de si mismo sintió un gran dolor y
vació…
-.-
-Inuyasha necesito regresar
a mi casa…- lo dice aquella miko en la espalda del chico, continuando con el
viaje que deben de hacer.
-¡feh! Mujer no molestes…-
lo contesta Inuyasha, corriendo a dirección hacia la aldea donde se percibió un
fragmento de la perla.
-Inuyasha, me adelantare….-
lo anuncia Sango desde el aire encima de Kirara con Miroku y Shippo a su lado
-¡Si!.- lo grita este,
viendo como sus amigos se apresuran a llegar antes de que aquel demonio ataque
la aldea.
-Inuyasha, tienes que
escucharme…- lo sigue insistiendo Kagome, desde su espalda.
-¡feh! Mujer ¿Qué es mas
importante que buscarlos fragmentos de Shikón?.- lo pregunta este corriendo cerca
del rió… entre roca y roca.
-Tengo que llegar con mi
mamá…- lo dice esta como excusa.
-Tu mamá puede esperar…- se
lo contesta sin bajar la velocidad.
-Bien si quieres saberlo
Inuyasha, ¡me caso!.- lo grita y anuncia Kagome desde su espalda.
Aquellas dos ultimas
palabras siguen en la mente del chico “me
caso”, haciendo que se pare de un golpe, cayendo ambos al pasto…
Inuyasha rueda por aquella
pradera que lo mismo que Kagome, se para de un golpe gracias a su agilidad
levantándose y recordar aquellas palabras “me
caso”.
¿se casaba?, ¿con quien
demonios?, ella no puede casarse, Kagome no… ella no puede irse de su lado… no
puede simplemente no puede…
Busca con la vista a la
miko, que se encuentra tirada a un extremo de donde el mismo cayo, rápidamente
se acerca hacia ella.
-¡oh kami!, ¿Qué he hecho?.-
lo pregunta el mismo Inuyasha tomando a Kagome entre sus brazos, viendo aquella
herida en su cabeza ocasionada por la roca de alado.
Capitulo
II.- Solos Tú y Yo
-¡Kagome!, ¡Kagome!,
¡responde!.- lo grita este, tratando de despertarla, cosa que no logra…
Si no hubiera sido tan
tonto, ¡¡arg!!... lastimo a Kagome, cuando él mismo prometió en protegerla…
pero es que esa noticia no lo dejo pensar bien, ella tuvo la culpa al
soltársela cuando se encuentra corriendo
-Kagome, por favor
despierta…- lo ruega Inuyasha, tomando asiento en una de las grandes rocas del
lugar, tratando de despertar a la miko…
-Kagome te prometo ya no
pelear contigo, me comeré tu comida, te dejare ir a tu época sin repelar, ya no
me enojare contigo… por favor despierta…- lo dice desesperado el chico sin
tener alguna contestación de su joven miko.
-mmmmm…- se escucha aquel
sonido provenir de los labios de Kagome, observando como esta mueve poco a poco
su cabeza.
-Sshh cuidado tonta no
quiero que te lastimes mas…- lo dice Inuyasha dejándola en el suelo con sumo
cuidado.
-Mmmm, ¿Qué paso?...- lo
pregunta una Kagome apenas abriendo aquellos ojos marrones.
-Nos caímos…- lo contesta -
¿te sientes bien?.- lo pregunta con preocupación.
-Me duele solo un poco la
cabeza…- se lo confiesa tratando de tocarse la zona que le duele solo que
Inuyasha no la deja, retirándole la mano.
-Puedes infectarte…- lo dice
este, rompiendo un trozo de su haori, para empezar a curar a la chica con el
agua del río que esta a unos metros de ellos.
-Inu…ya…-
-Sshh no hables…- lo
interrumpe el hanyou, terminando de limpiar aquella herida.
-Pero… los chicos….- lo dice
esta en susurro.
-¡feh! Ellos pueden
arreglársela solos…- lo dice este, sin tomarle importancia, y es cierto Miroku
puede acabar cualquier cosa al igual que Sango ellos sobran en algunos
momentos.
-Pero…-
-Kagome por favor…- lo dice
este, sorprendiendo a la misma miko al escuchar aquel por favor.
Termina con aquella herida,
poniendo una curita que suele traer su Kagome en aquella mochila azul.
-¿puedes levantarte?.- se lo
pregunta.
-Si, creo que si…- lo
contesta esta, tomando la mano del chico y poco a poco comenzar a levantarse de
aquel suelo con ayuda de Inuyasha
Con ayuda del hanyou caminan
ambos dentro de aquel bosque se ve enfrente, apoyándose una ves que parece ser
que llegan al centro de este en uno de los árboles.
-¿quieres sentarte?.- lo
pregunta este
-No, solo estoy mareada…- lo
comenta, dejando que aquel dolor de jaqueca comience a ceder, debe de ser por
sus poderes de sacerdotisa que se encuentran funcionando.
-¿Kagome, quiero que me
digas como es eso que te casas?.- lo pregunta el hanyou, tratando de no romper
el árbol mas cercano con sus garras.
-Bueno…yo…- lo comienza a
balbucear la misma Kagome, observando el rostro dorado del chico.
-¡con un demonio dime!.- lo
grita, tratando de tranquilizar aquellos celos.
-No es que me case… lo que
pasa es que…
-¿Cómo que no te casas?, ¿me
mentiste?.- lo pregunta interrumpiendo.
-No claro que no… pero es
que…- lo comienza a decir- mi mamá quiere un nieto… y bueno ella…. Esta
buscando candidato… ¿me entiendes?.- lo concluye algo sonrojada ante el asunto.
¿nieto?, eso quiere decir,
que la madre de la chica quiere que tenga un bebé, un cachorro… ¿Quién sería el
padre?.
-Mi mamá, esta viendo
hombres con los que me pueda casar…- lo comienza a decir al ver la cara de
confusión del chico- tengo que salir claro antes con ellos, una cita.- lo
informa – todavía no me caso… Inuyasha…- lo termina de decir.
-¿cita?.- lo pregunta algo
confundido
-Es cuando una pareja va a
lugares privados a platicar y a convivir…- lo explica Kagome.
Lugares privados… lo escucha que se repite en su mente imaginando algunas
imágenes desagradables para él, ¿Kagome se acostaría con un hombre?... no, no,
no… no puede permitirlo… Kagome no puede ser de otro ¡NO!.
-¿sucede algo malo
Inuyasha?.- lo pregunta Kagome, acercándose hacia el chico estado ya enfrente
suyo, en un momento a otro se puso muy pálido, ¿acaso le importaba algo?.
-Tú no puedes… no… Kag… yo…
tú… él…- lo comienza a balbucea, como aquella ocasión que sintió un pánico hace
cinco años atrás cuando aquel jabalí demonio secuestro a su Kagome y quiso
hacerla parte de su harén… un momento, ¿desde cuando es su Kagome?.
-¿Inuyasha?.- lo llama,
posando amabas manos en su pecho, sintiendo como la respiración de este se
vuelve acelerada.
-Kuso mujer vete… ¡arg!.- se dice mentalmente tratando de guardar aquellas ganas
de besarla y hacerla su mujer en aquellos momentos, ates de cualquier otro
humano la toque.
-Inu…
No continua aquel nombre, ya
que el mismo hanyou se inclina a capturar de nuevo sus labios, sin tener aquel
otro beso suave y llenos de suspiros, si no un beso que quede claro a cualquier
macho que este cerca que aquella hembra es suya y si osan tocarla que se den
por muertos.
Enrolla sus brazos alrededor
del cuello del chico, posándose de puntitas para tener mejor alcance a sus
labios, mientras que este aventura sus manos debajo de aquella camisa que lleva
ahora la miko, dejando que un ronco gemido salga de los labios del chico al
sentir aquella suave piel bajo sus garras.
Estrecha un poco a más a
Kagome entre sus brazos, dejando por lo menos que esta ya no toque el piso con
sus pies, dejándola en el aire entre sus brazos.
Se separa de ellos
lentamente, viendo como su Kagome, se encuentra de aquella forma, sus labios
rojos e inflamados sus ojos cerrados ocultando aquellas dos perlas marrones, y
aquella respiración agitada, su pecho su y baja agitadamente.
Se inclina de nuevo hacia el
rostro de Kagome solo que ahora en lugar de ir hacia sus labios se dirige al
lóbulo de su oreja mordiéndola lentamente estimulando a que aquellos suspiros
sigan apareciendo con mayor frecuencia.
Baja lentamente hacia el
cuello, haciendo un hilo de saliva con su lengua arrancando un leve gemido de
los labios de Kagome, mmmm esa mujer sabe delicioso, bien podría comérsela
entera en aquellos momentos.
Escucha unas leves pisadas
acercarse hacia ellos, alertando los pocos sentidos que le quedan al chico, se
separa de Kagome, viendo como esta se mantiene sujeta de su cuello, como si no
tuviera fuerzas en las piernas.
Siente como Inuyasha la
lleva acerca del árbol recargando su espalda en el tronco y a su vez
cubriéndola con su cuerpo, dejando que sus manos se deslicen por el pecho del
chico y se detengan en aquel lugar.
Escucha unas hojas crujirse,
como si se rompieran por unas fuertes pisadas, estas se detienen ocasionando un
gruñido por parte de Inuyasha y aquellas pisadas vuelven a retomarse,
alejándose poco a poco.
No tiene el valor de ver a
Inuyasha de nuevo, ¿Cómo podrían explicar aquel apasionado beso?, no fue como
el anterior dulce y tierno este fue con… con… ¿deseo?.
Si no hubiera sigo por aquel
hombre que acaba de pasar, estaba seguro que hubiera tomado como suya a Kagome
en aquel momento, el sabor de su piel lo altera de mil maneras, apenas puede
controlar la sangre acumulada en su entrepierna, calmando el grito animal que
le dice “márcala”
antes de cometer una locura… el ama a Kikio, no puede traicionarla… estaría
usando a Kagome ¿no?.
-Kagome… yo…-
-Sshh no digas nada…- lo
dice esta interrumpieron aquellos balbuceos, pareciera que Inuyasha se iba a
disculpar por ello, no le dirá ninguna declaración y mucho menos le diría el
“te amo”.
-Pero yo…-
-Por favor Inuyasha….- se lo
dice apartándolo de su cuerpo, que pareciera que le duele de la misma forma que
le duele su corazón- tengo que ir a casa… ¿podemos ir con los chicos?.- lo
pregunta esta, una vez al salir de entre Inuyasha y aquel tronco.
-He si…- es lo único que
dice este hanyou, observando a la miko recoger sus cosas… ¿estaría haciendo lo
correcto?.
-.-
-¿crees que lo correcto es
que la señorita Kagome se aya ido sola a su época?.- lo pregunta Miroku,
tomando sus alimentos.
-Fue con Kirara, ella la
dejara en el poso…- lo informa Sango
-Ya la veremos cuando
regresemos a la aldea.- lo dice aquel pequeño demonio, bueno pequeño ya no, un
adolescente- Kirara no tarda en llegar.- lo anuncia sintiendo el olor de aquel
otro demonio.
-¿Por qué no mejor nos
relajamos?.- lo sugiere el monje.
-No, notaron que Kagome
estaba triste?.- lo comenta Sango, asintiendo un si por parte de ambos.
-Pareciera que discutió con
él tonto de Inuyasha.- lo dice Shippo.
-Dejen que ellos arreglen
sus cosas solos, ya sabrá Inuyasha a quien decidir…- lo dice con mucha
sabiduría el monje.
-¿decidir?.- lo pregunta
aquella exterminadora sin comprender.
-La señorita Kikio o la
señorita Kagome…- lo concluye, dejando sus alimentos en aquel plato.
-¿Por qué dice eso su
excelencia?.- lo pregunta de nuevo Sango.
-Kagome esta en edad de
casarse y tener hijos, formar una familia e Inuyasha ya esta notando eso…
¿crees que dejara que Kagome se case con otro?.- lo pregunta dejando volar su
imaginación.
-Pero….
-Sanguito, Inuyasha quiere a
la señorita Kagome, solo que su orgullo no se lo permite de la misma manera
aquella promesa que hizo con la señorita Kikio…- lo dice este interrumpiendo a
su “amada”.
-¡buf!, ese perro se fue
tras de Kagome.- lo anuncia Shippo.
-Oh ya veo…- lo murmura
Miroku, sabiendo lo que Inuyasha ara…
-.-
-¡mamá!, ¡abuelo!, ¡Sota!...
¡ya llegue!.- lo anuncia Kagome gritando por toda la casa, pero parece que
nadie se encuentra, ¿a esas altas horas de la noche?, ¿donde se abran metido?.
¡buf! Parece que la dejaron
sola, hasta el gato se lo llevaron, entonces venir a la casa fue una tontería,
bueno… aunque tal vez lo mejor es quedarse a solas y pensar las cosas.
Camina hacia las escaleras,
subiéndolas pesadamente… esta tan cansada y la cabeza no para de dolerle, debe
de ser por el golpe que se dio.
Ve la puerta de s habitación
y hay una nota colgada, la toma entre sus manos y comienza a leerla.
Kagome, hija…
¿Qué crees?...¡¡ el abuelo se gano un viaje!!,
todo pagada, según ello por la mejor historia inventada, claro arreglo para
llevar a toda la familia, es una lastima que tú no estés con nosotros…
Por cierto, en la mesa de tú recamara están
algunos nombres, ya sabes para que… te hablaran desde mañana temprano, uno esta
muy interesado en ti, emm creo que se llama Oliver Atom… algo así hija, bueno
son demasiados no puedo memorizarlos, y por cierto hablo Hoyo quiere que cenes
mañana con él, por favor confírmalo ¿si?...
Besos mami.
P.D.: llegamos el miércoles!... te manda saludos
el abuelo, Sota y Buyo.
Apenas va llegando a casa y
ya tiene una cita para mañana temprano, ¡buf!, ¿Qué podría hacer?...
Abre la puerta de su
habitación, entrando en ella, encendiendo la luz, para ver todo perfectamente
acomodado, parece que su madre estuvo limpiando todo… mmmm, ahora lo único que
quiere es dormir.
Cierra la puerta de nuevo,
dejando la mochila a un lado de la cama, con cuidado se quita los zapatos,
junto con los calcetines, con la playera hace lo mismo, al igual con el
pantalón quedando solo en ropa interior.
Distiende la cama, dejando
solo encendida la luz de su lámpara… se quita el bracier quedando solo con
aquella prenda, metiéndose dentro de la cama, demasiado calor y desea
descansar.
Cierra sus ojos, recordando
aquel beso que le fue robado por Inuyasha, dejando que aquello lo guié a los
brazos de Kami.
-.-
Con mucho cuidado comienza
ha abrirse la ventada que se encuentra en la habitación de la miko, dejando que
el aire frió entre a la habitación, sabe que la cama de Kagome esta en la
ventana por la nueva remodelación, pero debe de tener mucho cuidado.
Veo con aquellos ojos
dorados el interior de la habitación, viendo a su pequeña Kagome dormida boca
abajo tapada tasa el cuello, dejándole solo un espacio por donde pueda pasar.
Con mucho cuidado y sin
hacer ruido entra a la habitación volviendo a cerrar aquella ventana como una
vez le enseño Kagome.
Ve como la miko se encuentra
profundamente dormida quedándose entado de forma chistosa en la cama, sus pies
inclinados soportando su peso por ellos y las manos enfrente.
¿Qué demonios hace en la
habitación de Kagome?, debería de estar esperándola en la esposa antigua, pero
el pensar que aquellos “hombres” la besaran de la misma forma le hace que toda
su sangre hierva da furia.
Escucha un leve quejido,
poniendo sus cinco sentidos en la chica, observando como aquella colcha se
desliza por su espalda, dejándola expuesta ante sus ojos dorados, viendo
aquella diosa ante él, su suave piel expuesta lista para ser chupada,
mordisqueada, saboreada y mordida.
-Inu…ya…sha…- lo escucha que
lo murmura Kagome entre sueños.
¡oh kami!, ¿estará soñando
con él?... ¿de que se tratara el sueño?.
Se acerca lentamente hacia
Kagome, sintiendo la respiración de esta paulatinamente, se acuesta lentamente
en la cama, acomodándose de perfil para poder admirar a su Kagome mientras
duerme, necesita aclarar sus pensamientos… ¿estaría interesado en verdad por
Kagome?.
Cuando Kikio estuvo viva
nunca sintió esta atracción física, lo que le sucedió con Kagome en la tarde,
aquello nunca le sucedió con Kikio, ni siquiera cuando la beso, sus besos eran
tan profundos y anhelantes.
Pero con Kagome… con ella,
no puedo controlarse, no desea otra cosa que hacerla suya, que tener algo con
ella… algo que con Kikio nunca pudo soñar… una familia.
-¿Inu…?.- escucha que
alguien lo pregunta sacándolo de sus pensamientos, soñando con niños pelinegros
con ojos dorados correr hacia él.
Ve como Kagome se levanta de
la cama dejando que aquellas cobijas se deslicen por su cuerpo dejándola
desnuda ante él…
-¿ya es de día?.- lo
pregunta somnolienta, viendo el despertador, y volverse acostar cerca del
chico, acurrucándose en su lado, sin darse cuenta que lo que acaba de ver lo
turbo de pies a cabeza.
Puede sentir la respiración
tranquila de la chica bajo de él, del mismo modo que siente como su sangre
comienza a herir, sabiendo que Kagome se encuentra desnuda aquello lo vuelve
loco, loco de deseo.
Desliza una de sus manos por
aquella espalda desnuda que logra ver, sintiendo como sus caricias comienzan
hacer efecto en Kagome al tener como resultado aquellos suspiros.
Los ojos dorados comienzan a
verse de aquella forma ámbar con fuego, dejando que todos los sentidos del
chico se centren en una sola cosa Kagome.
Con mucho cuidad y sin
lastimarla la coloca de espaldas al colchón, de la misma forma, comienza a
quitarse su haori rojo y blanco al igual que sus pantalones, quedando desnudo
para colocarse debajo de las colchas, dejando que su instinto ahora es el que
gobierne aquellas acciones.
Se coloca con cuidado encima
de Kagome dejando que aquel cuerpo musculoso encaje perfectamente en el cuerpo
de la chica notando que esta tiene una sola prenda que le incomoda rompiéndola
lentamente gracias a sus garras.
Un gemido sale de los labios
de Kagome al sentir como aquella lengua recorre sensualmente su cuello
obligándola abrir sus ojos.
Lo primero que siente es
alguien encima suyo, una lengua experimentada en su cuello, recorriendo aquel
lugar para descender hacia su pecho…
-¿Inu…ya…sha?...- lo
pregunta al sentir unas garras recorrer lentamente sus piernas provocándole un
sin fin de sensaciones placenteras.
-Mmmjmmm…- lo contesta el
hanyou siguiendo con aquel pecho que bien se encuentra entretenido mordiéndolo
y chupándolo notando como el cuerpo de aquella hembra comienza a responder
todas sus sensaciones.
-¿Qué haces?.- lo pregunta
dejando a su vez salir un pequeño gemido de sus labios al sentir como los
labios del chico continúan con el otro pecho, una dulce sensación.
-Haciéndote el….amor….- lo
murmura besando los labios de la chica lentamente como si se tratara de una
suave caricia, un toque hacia el cielo.
Deja que Inuyasha haga lo
que quiera con ella, apoyando sus manos en el pecho del chico acariciándolo
lentamente mientras este se encuentra besando sus labios y explorándolos al
mismo tiempo, escuchando unos roncos gemidos salir de la garganta del hanyou.
Había soñado que Inuyasha
entraba a su habitación y le hacia el amor, aquello eran unos de sus sueños,
otro se situaba cuando se encontraba tomando un baño en un manantial o bien que
la raptaba y la llevaba lejos, pero lo que nunca imagino que uno de ellos se
hiciera realidad.
Siente como sus piernas son
separas al mismo tiempo que, aquellos labios están recorriendo todo su cuerpo
dejando que sus sentidos se pierdan en un mar de emociones.
Aquellas caricias comienzan
a descender, obligando que los ojos de Kagome se abran al sentir un pequeño
beso en sus labios hinchados muestra de que todo su cuerpo se encuentra de la
misma forma.
Ve los ojos dilatados de
Inuyasha, ámbar con fuego fundido algo que le fascina, le fascina la idea de
poder ella tener a Inuyasha, por lo menos una sola noche… una noche.
-Cariño….- lo susurra
Inuyasha tratando de mantener su respiración tranquila.
¿cariño?, nunca antes le
había hablado de esa forma tan tierna.
-¿deseas continuar?.- lo
pregunta este, dejando que aquel miembro palpitante se encuentra cenca de la
cavidad de la chica, como queriendo su aprobación para continuar mas a fondo.
-Te amo…- lo dice Kagome,
dejando que aquella palabra haga que brille los ojos del chicos, dejándole un
dulce beso en sus labios para continuar con aquel hermoso ritual, y es verdad
lo ama demasiado que a veces le duele amarlo.
Un pequeño grito se escucha
por toda la habitación siendo sellado por unos labios, dejando que su cuerpo se
acostumbre a sentir aquella sensación nueva para ella, dejando que las paredes
de su aparato se acomoden ante aquel intruso que entra en ella.
-Tranquila pequeña, iré
despacio…- lo murmura Inuyasha cerca de su oído haciendo con su cadera
movimientos suaves, dejando que Kagome se acostumbre a él, ya en algún momento
oportuno la marcaría como suya, egoístamente suya.
Los gemidos se hacen primero
suaves con algunos suspiros, dejando que ambos tengan explosiones por todo el
cuerpo…
Kagome siente como Inuyasha
cada vez comienza a ir mas rápido obligando que su respiración se acelere de
tal grado que le duele respirar pero con una sensación placentera, no puede
controlar un grito que sale de todo su cuerpo al sentir aquellas explosiones,
viendo en sus ojos como toca el cielo y poco a poco desciende lentamente con un
Inuyasha dentro de ella, sintiendo todavía aquella semilla caliente entrar en el
lugar, del mismo modo que Inuyasha se encuentra mordiendo su cuello y ella con
sus uñas enterradas en su espalda.
Inuyasha rodea con sus
brazos el cuerpo de Kagome, pegándola a él, dejando que ella se ponga ahora
arriba de él, por lo menos a si dormirían sin separarse, dejando aquel miembro
dentro de la cavidad de la chica.
-Descansa cariño…- lo
murmura el mismo hanyou cerrando sus ojos obres, le fascinaría continuar con
ello toda la noche pero necesita que Kagome se acostumbre a sus caricias, no
podría forzarla a demasiada actividad mas cuando esta ha tenido su primera vez
con él; así que lo mejor es descansar y mañana por la mañana se encargaría de
hablar con la chica y explicarle ciertos puntos… muy importantes a causa de lo
que acaban de hacer.
-.-
Los rayos solares comienzan
a entrar a la habitación, dejando que las cortinas transparente de aquel cuarto
reflejen a dos individuos durmiendo en aquella cama matrimonia, dejando un
espacio demasiado grande en aquel lugar, estando ambos pegados.
Kagome se estira soñolienta
en aquel lugar en el que se encuentra sintiendo unas manos en su espalda
desnuda, un cuerpo desnudo contra el suyo, dejando que aquella sensación le
haga soltar un bostezo y se acomodo mejor, y así continué con el sueño que tuvo.
Abre los ojos de un golpe
incorporándose lentamente, viendo a Inuyasha debajo suyo y el cuerpo desnudo de
ambos, al igual que siente algo dentro de ella ¡oh kami! Es cierto… no fue un
sueño… ¡hizo el amor con Inuyasha!.
Un grito se escucha por toda
la casa, haciendo que todos los cristales de la habitación resuenen un poco y
un hanyou se levante de un golpe, separándose de su hembra, que esta se
encuentra tapada hasta la barbilla por la sabana y un sonrojo en sus mejillas
haciéndola ver adorable y lista para ser devorara de nuevo por él.
-Kuso mujer ¿que te
sucede?.- lo pregunta este, tratando de que sus orejitas no sufran daño por
aquel grito de aquella pelinegra.
De nuevo se escucha un
segundo grito por parte de Kagome…
Capitulo
III.- ¿Traición?
-Kuso mujer ¿que te
sucede?.- lo pregunta este, tratando de que sus orejitas no sufran daño por
aquel grito de aquella pelinegra.
De nuevo se escucha un
segundo grito por parte de Kagome…
-Kuso mujer deja de gritar…-
lo dice aquel hombre tratando de tranquilizar sus pequeñas orejitas sensibles.
Ve como su Kagome se levanta
dejando que la sabana la cubra completamente.
-Tú… yo… nosotros…
-Hicimos el amor…- lo
concluye Inuyasha, viendo como las mejillas de Kagome se vuelven mas coloradas
que hace un momento atrás.
Comienza a recordar todo lo
que sucedió la noche anterior, como dijo aquel “te amo” cuando este le pregunto
si estaba segura, había perdido toda su dignidad al momento de estar en aquella
forma con el hanyou.
Ve como su mujer se da la
vuelta, dejándole ver aquella espalda desnuda y la sabana cubriendo lo que es
el trasero redondo de esta al igual que las piernas…
-Kagome… ¿Qué sucede?.- lo
pregunta este, levantándose de la cama sin importarle que puedan verlo desnudo,
al cabo aquella hembra enfrente suyo debe de acostumbrarse al verlo en ese
estado.
-Inuyasha… tu y yo… en
verdad….- lo murmura y balbucea la chica, sosteniendo aquella sabana que no se
resbale de su cuerpo, se siente tan avergonzada de todo lo que paso, no es que
se arrepiente pero ¿Por qué?, ¿no se supone que él ama a Kikio?.
-¡feh! Mujer ya te dije que
si…- se lo contesta- conozco cada parte de su cuerpo, como aquel lunar en tu
espalda, al igual que tienes otro en el muslo derecho.- lo informa con aquella
voz picara, recordando el haber saboreado la piel de la chica, y aquello de
nuevo se le antoja.
Oh kami, las palabras de
Inuyasha son ciertas… y ella nunca pudo conocer su cuerpo…
-Inuyasha yo…- lo balbucea
la chica, ¿con que cara vería ahora al hanyou sin recordar lo sucedido?, se
supone que tenía que alejarse de él, no terminar en la cama con él.
-Sshh… no quiero que digas
nada koshii…- lo murmura este pasando sus brazos por el cuerpo de la chica,
acercándola hacia su pecho desnudo, manteniéndola abrazada de aquella forma,
mientras respira aquel olor a jazmín que adora tanto.
-Inu…ya…sha…- es lo único
que dice al sentir como los labios del chico se deslizan por su cuello,
lamiéndolo lentamente, como la noche anterior cayendo entre sus brazos, sin
pensar en otra cosa.
-Quiero hacer de nuevo
contigo el amor… mujer…- lo dice este, haciendo que esta gire, para dejarla
enfrente suyo.
Siente los labios de
Inuyasha sobre los suyos, dejando que toda aquella cordura que logro tener en
un poco de tiempo se esfume como arte de magia, dejando que las manos del chico
le quiten con mucho cuidado la sabana, cayendo al piso, ambos completamente
desnudos, enrolla sus brazos en el cuello del chico dejando que este la tome
entre sus brazos y la lleve directamente a la cama.
Deposita con cuidado ahora a
su nueva mujer, acomodándose encima de ella, podría pasarse todo él día
haciendo el amor con aquella miko y nunca se cansaría, pero necesita arreglar
algunos puntos, antes de formalizar todo aquello.
Desliza su mano hacia uno de
los pechos de la chica, masajeándolo lentamente sintiendo como un suspiro sale
de los labios de su Kagome que se encuentran unidos a los suyos.
Desciende con pequeños besos
hacia el cuello de la chica, dejando que el hombre derecho que ahora se
encuentra en esos momentos mordiendo se noten aquellos dos orificios que por
las leyes de los demonios se considera como esposos… lo cual Kagome debería de
saber y él planea informárselo, así que debería de desechar aquella idea de
otro matrimonio con algún humano.
Su hembra esta lista para
recibirlo, separando sus piernas, y así acomodarse lentamente en aquella
cavidad uniendo de nuevo sus cuerpos, sintiendo un sin fin de explosiones
mientras aquellas caderas se mueven.
Siente como su miko esta
apunto de gritar al liberar su semilla callándola con un beso de nuevo como lo
hizo en la noche anterior, temiendo que despierte a alguien…
Apenas siente como Kagome se
relaja suavemente entre sus labios, y cuerpo, sabiendo que aquel ritual ya ha
terminado y su hembra se encuentra profundamente dormida, ya con el tiempo
Kagome se acostumbraría a hacer el amor muchas veces por día…
Vuelve a acomodar a su
hembra del mismo estado en el que se encontraban antes de que esta despertara,
ahora no permitiría que ella se saliera de sus brazos.
Observa dormir a Kagome, y
pensar que esta quería irse de su lado… ¡ja!, ahora solo la muerte lo separaría
de la chica… Kagome es su hembra, su mujer y como deber de ella no puede
separarse de su macho.
-.-
Por segunda vez en el día se
despierta, dejando que su cuerpo se estire solo un poco al sentir como unos
brazos la rodea, ahora en lugar de gritar, sonríe, sabiendo bien que Inuyasha
en verdad le hizo el amor a ella…
Se acorruca mas en él cuerpo
del chico sintiendo que este la estrecha de una manera mas intima, sonrojándose
un poco al sentir que dentro de su cuerpo sigue aquel miembro que los une a
ambos, tratando de no moverse…
Escucha los latidos suaves
de su hanyou, sintiéndose por fin amada, o por lo menos eso desea pensar, pero
tarde o temprano tendría que hablar con aquel ojidorado.
Planea volver a dormirse,
pero un ruido insistente la despierta, reconociéndolo el timbre, ¡oh kami!...
la cita…
Se levante de un solo golpe
de entre los brazos de su hanyou, teniendo que separarse de aquella unión,
siendo un vació en su interior.
-Kuso mujer, ¿Qué haces?.-
lo pregunta el hanyou, en la cama viendo a su mujer tomar su haori rojo y
colocárselo, observándola tan sensual…
-Oh Inuyasha, se me olvido
la cita…- lo murmura, al ponerse una pantaleta y por lo menos una pijama de
pantalón, debía de deshacerse de Oliver antes de que terminara en un lió, pero
¿Cómo?.
-¿cita?... o no mujer, tu
eres mía y si sales con ese humano, que se de por muerto…- lo dice este de
forma autoritaria, al ver a su mujer terminar de ponerse aquel pans.
-Si no quieres que te diga
la palabra, cállate…- lo termina de decir Kagome al salir de la habitación, muy
molesta, ¿Qué derecho tenía Inuyasha en decir todo aquello?... si ella es suya,
entonces él es suyo…
Abre la puerta, viendo a
Oliver, si lo recuerda de la universidad, aquel joven capitán del equipo del
fútbol.
-Kagome…- lo dice este.
-Oliver, que pena contigo,
pero ahora mi mamá me hablo y quiere que vaya con ella al viaje, que se le
olvido algo…- lo miente esta, no podía decirle “sabes tengo a un hanyou en mi
recamara esperándome”.
-¡oh!, lo entiendo…- lo dice
este- ¿podría ser otro día?.- lo pregunta y sugiere.
-Claro…- lo contesta…
-Cuídate Kagome…- lo dice
este dándole un beso en la mejilla como despedida.
Cierra la puerta de nuevo
con llave, ahora necesita hablar con Hoyo, pero antes de hacer eso tendrá que
hablar con Inuyasha, no pueden de nuevo hacer el amor sin que ella no se sienta
tan utilizada como en esos momentos.
Toma aire, para abrir la puerta
de su habitación viendo al hanyou de pie esperándola ya con los pantalones
puestos, por lo menos no esta desnudo.
-Te tardaste demasiado
Kagome…- lo dice este, viendo a su hembra regresar
-Tuve que deshacerme de él…-
se lo contesta – Inuyasha tenemos que hablar…- lo dice, tomando asiento al
borde de la cama, por lo menos Inuyasha esta de pie enfrente suyo.
-Si, Kagome yo….
-Inuyasha, ¿Por qué
viniste?.- lo pregunta interrumpiéndolo, dejando que aquella pregunta sorprenda
al chico.
-Es que yo quería,
disculparme…- lo dice este avergonzado ante lo que lo había traído a la época
de la chica.
-¿disculparte de que?.- lo
pregunta, observando los ojos dorados del chico.
-Por el beso…- lo contesta,
hiriendo a su Kagome, lo sabía, pero ahora todo es distinto… todo.
-Oh…- es la única
contestación de la chica, viendo como se pone de pie y camina hacia el closet,
dándole la espalda, por lo menos así no vería sus lagrimas, todo lo que paso
aquellas hermosas horas no significo nada para Inuyasha, bien Kagome ahora todo
esta perdido.
Siente el aroma a sal, sabe
que su Kagome esta llorando, debe de pensar lo peor de él mismo, pero necesita
aclararlo todo.
-Kagome, por favor
escúchame…- lo suplica este, acercándose hacia donde esta aquella miko- yo… yo
te quiero…- lo concluye, es lo mas difícil de decirle, podría decirle el te
amo, pero necesita liberarse de aquella promesa para poderlo decirlo.
-¿he?.- lo pregunta sin
creer en la palabras de Inuyasha, ocasionando que se gire para verlo, y dejar
que este vea sus ojos cristalinos.
-Te quiero, y esto… lo que
tu y yo hicimos… nadie puede romperlo… nadie…- se lo dice al acariciar la
mejilla de su miko con aquella mano.
-Te marque mujer, y eso
quiere decir que me perteneces, que eres mía…- lo dice este al ver que Kagome
no menciona nada, dejando que su otra mano se pose en la cintura de su Kagome.
-¿enserio?...- lo murmura
esta indecisa ante las palabras de Inuyasha, y ¿kikio?.
-Si, y si preguntas por
Kikio, hablare con ella…- lo comienza a decir, abrazando a su Kagome, dejando
ver todavía aquellos ojos marrones – te adoro demasiado, pero solo me pude
darme cuenta de ello cuando estuve apunto de perderte…- se lo confiesa.
-Inuyasha yo…-
-Sshh, lo se… yo también,
pequeña yo también…- se lo dice al interrumpir sus palabras, sabía lo que su
Kagome le diría “yo te amo” y él también…
-.-
-Tengo que hablarle a
alguien…- lo informa Kagome estriando la mano hasta el mueble que tiene a lado
de la cama alcanzando el teléfono.
-¿A quién?.- se lo pregunta,
viendo como su Kagome marca aquellos números que logra escuchar.
-A Hoyo…- se lo dice,
dejando que este la mantenga entre sus brazos.
-¿Al baka ese, que estuvo
contigo en aquel festival?...- lo pregunta Inuyasha, recordando cuando
interrumpió en aquel lugar, simplemente al escuchar que este se le estaba
declarando a su Kagome, los celos brotaron en él al instante.
-Shiii…- se lo contesta en
forma juguetón al sentir como este la pega mas a su cuerpo desnudo.
Puede escuchar un “hola”,
“se encuentra Hoyo”… para después el silencio de su Kagome con un “hola” al
final.
-Hoyo, sobre la cita en este
noche, no puedo… lo que sucede es que hubo un inconveniente…- lo explica
Kagome, tendida en la cama, con su “inconveniente” a su lado, besándole el
cuello, cosa que hace que Kagome no se concentre del todo.
-¿he?... si…- lo escucha que
lo dice Kagome, para terminar con un “gracias”, y colgar aquel aparato.
-¿No puedes quedarte
quieto?.- lo pregunta Kagome dejando el teléfono a un lado, sabiendo que
Inuyasha se encuentra algo celoso.
-¿Por qué le dijiste a ese
idiota que sería para después?.- lo pregunta este al escuchar como Kagome dijo
que si, al programarse otra cita.
-Oh bueno, solo fue un si…
pero nunca le dije cuando…- se lo contesta con una amplia sonrisa.
-¡feh! Mas te vale…- lo dice
con aquel tono celoso y posesivo tan característico a su hanyou.
-Mmmjmmm…- es la única
respuesta de Kagome al ser besada por aquel hanyou, que bien sigue hambriento
por su hembra.
-.-
-Hey mujer, ¿no quieres
seguir descansando?.- lo pregunta este, esos dos días en la época de Kagome son
los dos mejores días de su vida, duerme de mil maravillas, se alimenta
perfectamente en los dos sentidos, y tiene a una mujer esplendida que lo mas
seguro es que ya este esperando su primer cachorro.
-Inuyasha, es suficiente con
estos dos días, quiero regresar a la época antigua…- lo dice esta con reproche
de niña infantil, al sentir como este hanyou no quiere dejarla salir de entre
sus brazos.
-¡feh!, si regresamos yo no
podré estar contigo así….- lo ultimo lo murmura dejando que su cuerpo que siga
unido a la chica se mueva con aquella sensualidad.
-No, eso, si no… no puedes
convencerme…- lo ultimo lo dice con un pequeño gemido salir de sus labios-
Inuyasha, por favor… yo…- lo murmura, demasiado tarde, él ha ganado, esa mujer
aria todo lo que el ordenara, no cuenta con aquellos encantos.
-.-
Hace unos minutos que se
encuentra contemplando a su Kagome, que descansa boca abajo, mostrándole la
espalda desnuda que recibe sus caricias.
¿Cuándo fue el momento que
quedo profundamente enamorado de aquella chiquilla?, tal ves el mismo instante
que pensó perderla gracias al hechizo de Tsubaki, o no tal vez mucho antes,
cuando aquel lobo apestoso se rapto a su Kagome, llamándole mujer cuando él fue
a rescatarla… ¿Cuándo?...
Aquello no tiene respuesta,
su corazón fue cautivado, y ahora su mente ha aceptado la realidad que debió de
haber hecho realidad hace tiempo atrás.
Pero ahora que importa, ya
es suya egoístamente suya, y no planea dejarla ir tan fácil, de todos modos,
Naraku ya esta muerto, Kikio no tarda en irse al infierno y los fragmento de
Shikón casi completos, solo faltan los dos del lobo, tres mas, gracias a que
han encontrado la mayoría.
Se inclina a besar la
espalda de Kagome, dándole un pequeño beso, que ve como Kagome responde con una
sonrisa.
-¡¡Kagome hija ya
llegamos!!.- lo grita cierta voz al entrar a la casa, llamando a la miko.
Aquello ocasiona que Kagome
se levante de un solo golpe, brincando hacia la entrada desnuda, cerrando su
puerta con llave, no podía permitir que su madre la viera en ese estado con
Inuyasha, aunque estaba segura que se alegraría, pero la vergüenza…
-¿hija estas ahí?.- lo
pregunta la madre del otro lado de la puerta.
-He si, ahora bajo estoy
apenas levantándome…- lo contesta Kagome, soltando un suspiro sal escuchar los
pasos de su madre alejarse, recarga su frente en la puerta dejando que aquel
peso se disperse.
-Inuyasha, debes de….
No continua al sentir como
el hanyou la voltea con una ligereza sorprendente, y la deja pegada en la
puerta, mostrándole aquel ámbar
con fuego que suele tener cuando quiere hacer el amor, pero ahora no
pueden…
-¡feh! Mujer eres lo más
hermoso que he visto…- lo murmura a centímetros de sus labios para tomar
posesión de ellos.
Oh si pueden…
Y con aquellas palabras
Inuyasha hace que Kagome se derrita entre sus labios… llevándola de nuevo a la
cama…
-.-
-Hija que bueno que te
levantaste, Inuyasha nos dijo que has estado muy cansada…- lo dice la señora
viendo entrar a su Kagome a la sala con la pijama aun puesta.
¿Inuyasha?, ¿que demonios?,
da un bostezo recordando
que después de hacer el amor con el chico se quedo profundamente dormida,
despertando a esas horas de la tarde sin un hanyou a su lado… pensando que ya
se había ido.
-¿Inuyasha?...- lo
pregunta y murmura.
-Dime Kagome…- lo contesta
este a lado de la tele jugando con aquel hermano adolescente un video juego.
Un leve sonrojo se
apodera de las mejillas de la miko, recordando aquellos tres días estar en la cama con él chico,
solo levantarse lo necesario para ir al baño, a ducharse y a preparar la
comida.
-Hija, ¿planean
quedarse y partir mañana o hoy mismo?…- lo pregunta la señora, dejando en la
mesa lo necesario para la comida de toda la familia.
-Yo….
-Podemos partir mañana,
Kagome…- lo dice aquel hanyou interrumpiendo a su hembra, así pueden disfrutar
otra noche más en aquella cama cómoda.
-Me parece una
excelente idea, entonces vamos a comer…- lo dice la madre de la chica dejando
el ultimo plato lleno de comida, como sabe que Inuyasha está en casa preparo
el doble de comida y también por una pequeña corazonada que tiene, podría ser abuela por en
muy poco tiempo, lastima por los que estuvieron en la lista, pero como se dice
“en el corazón no se manda”.
Sota apaga el video juego,
acompañando a su mama, abuelo y Kagome a sentase, de la misma forma que lo hace
Inuyasha, esperando a que su mujer tome primero asiento y después él.
-¿Kagome estuviste
enseñándole modales a Inuyasha?…- lo pregunta Sota, al ver que el hanyou no
comienza a comer como de costumbre, está esperando a que su hermana coma
primero.
-Oh no…- lo murmura,
tratando de entender el comportamiento del chico, más bien Inuyasha estuvo
enseñándole modales a ella, y con aquel pensamiento se sonroja de nuevo.
-Kagome, ¿no tienes
hambre?...- lo pregunta Inuyasha algo preocupado, ahora su hembra debe de comer
más porque está esperando su cachorro, en una semana podría tener la confirmación de lo que
sueña.
-Emm… etto… yo… si…- lo
balbucea, al ver como Inuyasha le da un poco de su comida, volviéndose a
sonrojar, sabiendo que toda su familia está presenciando aquello.
-¿y el abuelo?.- lo pregunta
después de recibir la segunda ración de comida que Inuyasha se encuentra
dándole… y él ni siquiera ha comido.
-Oh él se fue a descansar,
voy a llevarle su comida…- lo dice la madre levantándose de su asiento una vez
terminado su comida, se ve tan adorable Inuyasha dándole de comer a una Kagome
que repela que él no ha comido y que bien ella puede comer sola, pero parece que
este no la escucha porque continua dándole de comer.
-Yo voy a salir con Hitomi…-
lo anuncia Sota, llevando su plato a la cocina para desaparecer por el
corredor.
-Ya te dije que no quiero
mas…- lo dice Kagome, rehusándose a comer mas comida.
-Kuso mujer debes de comer
bien, estás débil…- lo murmura esta algo desesperado porque su Kagome no quiere
más.
-Yo no quiero…- lo reprocha.
-¡feh! Bien haz lo que
quieras, yo si quiero comer…- se lo dice para comenzar devorar toda la comida que sobro en aquella mesa.
Ve como Inuyasha comienza a
comer todo lo preparado por su madre, apenas esta acabando con el último plato
cuando ella decide levantarse de la mesa… para dirigirse a su habitación, lo
único que desea ahora es dormir.
Sube las escaleras,
lentamente, cada paso que da siente que su cuerpo necesita dormir
profundamente, ahora lo que desea es descansar, tal vez sea el hecho de que ha dormido poco gracias al que
el hanyou la mantiene despierta y en actividad.
Siente unos brazos que la
toman.
-¡Feh! ¿Mujer no
puedes esperar?...- lo pregunta este, subiendo las escaleras con su Kagome-
debes de estar cansada yo soy el que debe de encargarse de ti…- se lo dice,
entrando a la habitación de la chica, ¿es que Kagome no entiende que el hecho de que él la
tomara como pareja, él debe de hacerse cargo de ella?.
La deposita en la cama, viendo como esta ya
esa profundamente dormida, tapándola de tal manera que no pase por ningún frió
que pueda dañarle.
En aquellos momentos
puede aprovechar para ir a la época antigua anunciándoles a sus amigos que su
viaje se reanudara en unos días, tal vez dentro de dos días.
Hecha un último
vistazo a la cama, viendo a su Kagome dormir, sintiendo lo que por primera vez
en su vida puede sentir… el tener una familia…
-.-
Hecha un ligero
bostezo, sintiendo como aquellas fuerzas vuelven a ella, ya decía que un rato
de sueño no le haría mal.
Siente unos labios posarse
en los suyos, haciéndola sonreír.
-Buenos días….- lo
dice este, al separase de aquellos dulces labios.
-¿ya es de día?...- lo
murmura Kagome, acomodándose en el pecho del chico, escuchando sus latidos.
-Sí, dormiste toda la
noche…- lo informa, abrazando a su mujer.
-Oh…- es la única respuesta
que da Kagome.
-Espero que ayas repuesto tus
fuerzas porque planeo, hacer algunas cosillas contigo…- lo
murmura cerca del odio de la chica, sabiendo que esta ya se encuentra algo
sonrojada y pensar que apenas llevan cuatro días juntos, ya quisiera
preguntarse cuando llevaran dos años ¿Cuántos cachorros tendrían?.
-¿No vamos a ir a la
época antigua?.- lo pregunta Kagome, tratando de no pensar en esas “cosas” que
menciono Inuyasha.
-Oh claro que si, tu madre
esta preparando la comida…- se lo informa a su mujer.
-.-
-Ahora vamos con los demás…-
lo dice Kagome entusiasmada dirigiéndose hacia la aldea, pero unos fuertes
brazos la detienen
-Uuuyyy eso olvídalo
pequeña, tú y yo tendremos algo que hacer…- lo murmura, tomándola entre sus
brazos
No dice ninguna
palabra, dejando que Inuyasha la lleve donde desee, después de todo ambos se
perteneces ¿no?.
Siente un pequeño
aroma a agua caliente, reconociendo aquel lugar, el mismo lugar que viene con
Sango a tomar un baño cuando están en la aldea.
¿Inuyasha planeaba
tomar un baño con ella?.
Siente como este la baja, al
igual que la mochila que lleva en la espalda, para después besarla lentamente
en sus labios, riendo al
saber lo que aquel hanyou quiere de ella.
Siente como aquellas
prendas que llevaba consigo ya se encuentran en el piso con la ropa de su
Inuyasha, ambos aun de pie, este la toma entre sus brazos mientras lame el
cello de la miko, caminando hacia el pequeño manantial donde planea hacer cosas
que su imaginación estuvo elaborando toda la noche.
Deja que su Kagome se
sostenga de su cuello mientras sigue tomando aquella boca que tanto le gusta, deslizando sus manos por toda la
espalda desnuda, manteniendo sus manos en el trasero de la chica que se
encuentra sumergido en el agua.
Un pequeño suspiro sale de
los labios hinchados de la miko, sintiendo como el hanyou besa su cuello
lentamente en ambas direcciones tanto la derecha, izquierda y el centro.
Camina un poco con aquella
mujer, para llegar hacia una roca donde puede recargar la espalda de la chica, lista para sentirlo
dentro de nuevo.
Se escucha un grito con su nombre,
sabía a qué se debía pero no
planea parar en aquel estado haciendo que todo el cuerpo de Kagome vibre a
causa de todas esas embestidas que se encuentra haciéndole.
Apenas pasan algunos
minutos cuando su Kagome explota, enterrando sus uñas en su espalda, y el
vuelve a morder aquella marca en el hombro de la chica… reafirmando que aquella
mujer es suya.
-Baka…. No… puedo…
mas…- lo susurra Kagome apenas audible para el hanyou…
Dejando que las
piernas de sus Kagome se mantengan enrolladas en su cintura, camina hacia fuera
de aquel lago, sin preocuparse que alguien pueda verlos, tan solo deja que las
gotas de agua se deslicen por ambos cuerpos, había sido una buena idea traer a
Kagome a un manantial, pero todavía
planea seguir disfrutando de ella, ¡feh! Ni que se conformara tan fácil.
Acomoda toda la ropa,
haciendo una pequeña cama, donde acuesta a su Kagome sin despegarse de ella,
moviéndose lentamente dentro de ella, recibiendo como contestación algunos
gemidos y que aquellos ojos marrones se abran de nuevo, observándolo
dulcemente.
-¿más?...- lo pregunta Kagome con un pequeño gemido
seguido.
-Oh si…- lo contesta este, volviéndole hacer el amor a la chica…
-.-
-¿Por qué Kagome viene en
tus brazos Inuyasha?.- lo pregunta aquel adolescente, al ver al hanyou
aparecerse muy tarde con una Kagome en brazos.
-¡feh! Cosa que no te
importa…- lo contesta de mala gana pasando a lado de este.
-¿Por qué Kagome tiene tu
aroma?...- lo pregunta ahora sintiendo como esta cambio aquel aroma que la
caracterizaba por uno combinado con el aroma de Inuyasha, de la misma forma que
lo hizo el hanyou.
-¡feh! Cállate…- lo contesta
este, entrando a la cabaña.
-¿tendrán un cachorro?...- lo murmura y pregunta con voz ilusionada, así tendría a
quien cuidar.
-.-
-Nos dijeron que hay otros
fragmentos cerca de la cueva de Kouga…- lo dice aquel monje.
-Mañana partiremos…- lo
informa Inuyasha, viendo a su mujer descansando en aquella cama que siempre
trae consigo un slep… oh que diablos… no recuerda el nombre.
-¿le sucede algo a la
señorita Kagome?.- lo pregunta Miroku, al verla tan cansada – no me digan que
ya formalizaron…- lo ultimo lo dice con aquel toque que siempre suele dar
cuando ciertas imágenes se le meten a la cabeza.
-¡Feh!, si deseas
saberlo monje… si, y más te vale tenerle respeto a mi mujer…- lo dice con aquel
tono amenazador que bien Sango se ríe, sabiendo que Miroku corre peligro de extinción.
-.-
-Kuso mujer ¿Por qué
no quieres ir en mi espalda?.- lo pregunta un desperado hanyou, tratando de
convencer a su mujer
que suba a su espalda, pero esta insiste que quiere caminar.
-Ya te dije que quiero
caminar…- lo dice esta, sin importarle las explicaciones que este le de.
-Arg mujeres, eres
mía…- lo ultimo lo dice enfrente de su amigos, ellos ya saben lo ocurrido entre
ellos, pero Kagome no sabe que ellos lo saben, algo medio raro y muy difícil de
comprender.
-¡ABAJO!.- es la única
palabra de la chica, para después caminar encima del hanyou hacia la salida de
la aldea, seguida por sus amigos.
-Kuso esa mujer, se
las iba a pagar….- lo murmura un hanyou aplastado en el piso.
-.-
-¿Sango no has visto a
Inuyasha?.- lo pregunta, una Kagome apenas saliendo de aquella pequeña choza.
-Fue a conseguir algo para
la cena…- lo informa la chica, reuniendo con Kirara y Shippo leña para prender
el la fogata.
-¿Miroku?.- lo pregunta la
pelinegra.
-Fue al río por agua, es una
suerte que Inuyasha aya encontrado esa cabaña abandonada…- lo comenta la propia
exterminadora.
-Shippo en mi maleta traigo
comida instantánea, ¿Por qué no la preparas?...- lo sugiere Kagome.
-¿y tu Kagome que aras?.- lo
dice aquel zorro.
-Voy por Inuyasha…- lo
contesta caminando hacia la entrada de aquel bosque.
-Pero Inuyasha no querrá que
salgas…- lo comenta el pequeño, recordando las palabras del hanyou “cuida a mi mujer enano”.
-Inuyasha no tiene el por
que de prohibirme las cosas… iré a buscarlo ahora vuelvo…- lo anuncia la misma
miko, que ahora viste un pans cómodo con un pequeño suéter y encima de ella, la
parte roja del haori de Inuyasha, ya que este se la puso mientras dormía.
Apenas ha pasado una semana
desde aquel encuentro en su habitación, parece que el grupo acepto la relación
que surgió entre ella e Inuyasha, aunque este cada vez se encuentra mas
insoportable, no la deja hacer nada de nada, ni siquiera caminar, según Shippo que
es normal que el macho se
comporte de esa forma, que debe de estar cuidando de su hembra para formar una
familia.
Cuando esta entre los brazos
de Inuyasha por las noches, sueña con un pequeño o pequeña de ojos dorados, con
cabello azabache como el suyo… sería lindo tener un bebé a quien cuidar y que
este le de alguna que otra lata al hanyou, quisiera verlo de papá lo más seguro es que se vea lindo.
Camina por aquellos
árboles, viendo hacia todos lados si puede encontrar a Inuyasha, quería decirle
si se da la posibilidad de ir a casa, no es que no quiera seguir viajando pero
con la recuperación de aquellos dos fragmentos de la perla podían regresar a
casa, solo les faltaba uno y los otros dos los debe de tener Kouga.
Ve unas luces encima
de algunos árboles, algo raro para su parecer, acaso serán ¿almas?....
Camina lentamente
cerca de un gran árbol colocándose a atrás de el, viendo a un hanyou… Inuyasha
cerca de Kikio… ¡oh kami!... ¿acaso será como hace cinco años tras?.
Ve como el hanyou se
mantiene abrazando aquella mujer de cabello negro… la misma imagen cuando ella
regreso por la tarde de su época y a ambos los vio en aquel árbol sagrado.
-Te amo…- escucha
aquel murmuro salir de los labios de Inuyasha…
¿se lo había dicho a
Kikio?... ¿todo fue mentira?... ¿acaso le mintió?.
Capitulo
IV.- No Puedes Apartarte de Mi
-Te amo…- escucha aquel
murmuro salir de los labios de Inuyasha…
¿se lo había dicho a
Kikio?... ¿todo fue mentira?... ¿acaso le mintió?.
Retrocede lentamente al ver
como el hanyou se inclina a besar los labios de aquella antigua miko, lo único
que reacciona en hacer es darse la vuelta y corre sin tener una dirección fija.
Gruesas lágrimas se deslizan
por su rostro, recordando aquella imagen, lo mismo que sucedió hace cinco años
esta sucediendo de nuevo solo con una diferencia Inuyasha la descubrió… pero en
esta ocasión… todo es diferente…
Comienza a descender
la velocidad, dejando escapar pequeños llantos, Inuyasha de nuevo había jugado
con ella, pero ahora no solo la había besado si no… si no… ¡arg!.
Se deja caer
lentamente de rodillas en medio de aquel espeso bosque, dejando que las
lagrimas sigan fluyendo… ¡Inuyasha es un baka!, y ella mas baka por creer en
aquellas palabras de amor…
Pero es verdad lo
único que le decía era un “te quiero”, nunca llego a decirle un “te amo”… que
tonta ha sido… muy tonta.
Siente una pequeña
brisa calar su cuerpo, algo que la alerta… haciendo voltear su cabeza a
dirección de esta, queriendo añorar que es Inuyasha el que la busca pero todo
es falso al ver aquel joven
de ojos verdes, cabello negro amarrado por una cola de caballo en lo alto, y
una vestimenta de todo un jefe… el jefe de la manada de los lobos.
-¿Kagome que
tienes?...- lo pregunta este, inclinándose a levantar a la chica, percibiendo
aquella tristeza en sus ojos y aquel olor mezclado con el hanyou.
-¡Oh Kouga!...- lo exclama,
lanzándose a llorar en sus brazos, por lo menos Kouga corresponde aquel abrazo
y consuela la que una vez pensó que sería su mujer, pero ahora sabe que esta
pelinegra le pertenece aquella bestia.
Aunque esa bestia sea
el causante de las lágrimas de Kagome, él la protegería de cualquier cosa
incluyendo aquel hombre
que sería muy pronto padre, por el cachorro que está creciendo en el vientre de
Kagome, al percibir aquel olor.
-.-
Se separa de los labios de
Kikio, sintiendo una puñalada en su corazón, como si una parte de su alma se
fuera lentamente de su ser, invocando en su mente aquella imagen de la persona
de su corazón… Kagome…
-Kagome…- lo susurra.
-Oh esa…- lo murmura Kikio,
dejando ver una sonrisa maliciosa
-“esa” Kikio, ahora es mi
esposa…- lo murmura este, retrocediendo… sabiendo que acaba de engañar a su
Kagome, pero es que Kikio no le dio tiempo de explicarle nada, se lanzo a sus
brazos y lo beso.
-Querido Inuyasha, eso
ya lo se… pero debiste de ver la pobre cara de esa chiquilla cuando nos vio…-
se lo dice esta sin dejar de mostrar aquella sonrisa frívola.
-¿Qué demonios?...- lo
pregunta sin creer, él hubiera sentido a Kagome.
-Tu “esposa” nos vio, y que
pena… pobrecito cachorro nacerá sin su papi…- lo sigue diciendo aquella
sacerdotisa.
Kuso se dejo engañar por
Kikio, y él que pensaba que había cambiado… no, no cambia, desde la muerte de
naraku y su nueva resurrección se ha comportado mas fría que lo normal.
-Tu no eres la kikio
que yo ame…- lo dice aquel hanyou, tratando de guardar todas aquellas ganas de
matar aquel ser.
Una fuerte carcajada
por parte de Kikio se hace presente.
-Y crees que todavía
siento algo por ti, pobre iluso…- lo comienza a decir – tal vez te ayas
acostado con “esa”, pero tu vida me pertenece…- lo informa, viendo la cara de
desconcentro del hanyou y a su vez trasformándose a una de enojo.
-Kagome es mi esposa,
Kagome es la mujer que amo…- lo dice aquel hanyou, viendo como aquel amor
antiguo quedo en el pasado y Kagome es su presente.
-Esa chiquilla morirá con
aquel bastardo que lleva en su vientre…- lo dice aquella sacerdotisa preparando
su flecha para ser lanzada- donde prefieres que le de el golpe de gracia, en el
corazón, en el vientre o en su linda cabecita…- lo informa,
trayendo en su mente la imagen de Kagome caminando a lado de Kouga.
-No te atrevas Kikio… O…
-¿O que?... ¿me
matas?...- lo pregunta en forma burlona.
-Si…- lo afirma el
hanyou, caminado hacia la miko, para tratar de quitarle aquel arco, bien sabe
que Kikio pude lanzar una flecha y llegar a su objetivo.
-Pues tendrás que matarme
para que esa mujer no muera…- lo concluye, lanzando aquella flecha para que
llegue a su fin…
-¡¡no Kagome!!.- lo
grita Inuyasha, tratando de detener aquella flecha pero es imposible,
volviéndose hacia Kikio.
-.-
-¿sucede algo Kagome?.- lo
pregunta Kouga, al ver como la miko se detuvo de un golpe, para ver hacia atrás
-No… nada…- lo dice
pensativa, podía jurar que escucho la voz de Inuyasha gritar “no Kagome”.
-Bien, entonces vamos…- lo
dice Kouga, mientras camina con Kagome, ¿Cómo podía esa bestia desperdiciar a
esa hermosa mujer?, lastima que Inuyasha iría por ella, él sería feliz estado a
lado de Kagome, aunque esta tenga un cachorro con aquella bestia.
-.-
-Haz algo…- lo pide
Inuyasha, tomando aquella miko por el cuello, sintiéndose inútil por no poder
defender a su Kagome y cachorro.
-La única forma de acabar
con esto… es matándome…- lo concluye con una sonrisa, sin importarle que aquel
hanyou la comience a estrangular.
¿podría matar a
Kikio?... no… no se atrevería o si…
-Esa ilusa morirá con aquel
cachorro…- lo murmura Kikio, viendo el rostro de desesperación del hanyou.
Kagome es ahora su
familia, su hembra… y aquel cachorro es su hijo… nadie puede hacerles daño… y
nadie es nadie.
-Lo siento…- lo
susurra Inuyasha, escuchando a continuación un fuerte golpe, y aquellas almas
comienzan a desaparecer de la misma forma que el cuerpo de barro de aquella
sacerdotisa, haciéndose todo poco a poco polvo.
Mato a Kikio para
salvar a su familia…
-Adiós kikio…
Es lo ultimo que
murmura, antes de salir corriendo en dirección donde debe de estar su Kagome,
en el campamento.
-.-
-Inuyasha que bueno
que llegaste…- lo dice Shippo.
-Enano ¿Dónde esta Kagome?.-
lo pregunta, tratando de olfatear el olor de la chica pero encuentra algo que
no le agrada para nada.
-Se fue con Kouga… ella dijo
qu…
-¡¿Qué demonios?!.- lo
pregunta gritando
-Calma Inuyasha, Kagome nos
dijo que tu le habías dado permiso…- lo comienza a decir el monje.
-Kagome, e
¿Inuyasha?...- lo pregunta Shippo viendo como esta se acerca al grupo sin un
hanyou a lado, y a tras de ella viene Kouga.
-Ah él…
-El baka ese se quedo recolectando comida…- lo interrumpe Kouga,
sabiendo bien que Kagome no esta de ánimos para dar explicaciones.
-¿Qué haces aquí Kouga?.- lo pregunta Sango preparando la comida que
Kagome trajo de su época.
-Viene a ver a Kagome…- lo dice este, dejando escapar un suspiro pesado
de los labios de Shippo- me va a acompañar a mi cueva, necesitamos su ayuda…-
lo miente, sabiendo que Kagome necesita una excusa.
-¿quieres que te acompañe Kagome…- lo pregunta shippo.
-No gracias, Inuyasha me dijo que me alcanzaba…- lo contesta con una
leve sonrisa en su rostro.
-Kuso… ¿Dónde demonios se la habrá llevado?...- lo pregunta un Inuyasha,
desperado, tratando de encontrar a su mujer, por toda aquella montaña, ya es de
noche…
Observando si n alguna
cueva hay alguna fogata prendida, logra dar con alguna, sabiendo que ahí esta
la manada de los lobos.
-¡Inuyasha!.- lo grita
cierto individuo detrás del hanyou.
-Oh son ustedes…- lo
contesta al ver aquellos hombre que siempre andan con Kouga.
-¿buscas a la señora
Kagome?.- lo pregunta Ginta.
-¡feh! Estoy buscando
a mi mujer…- lo contesta, de forma arrogante.
-Uuuyyy entonces viniste al
lugar equivocado…- lo dice Hakkaku.
-A Kagome, par de bakas…- se
los dice, tratando de guardar las ganas de matarlos.
-La señora Kagome esta en la
cueva de nuestro jefe…- lo informa Ginta, sabiendo bien que aquello haría
perder los estribos de aquel hanyou.
-¿Dónde demonios?...- lo
pregunta demasiado enojado y celoso.
-Debe pasar por el sendero y
la última cueva que vea en el centro, es la de nuestro Kouga…- lo concluye e
informa Hakkaku, sabiendo bien lo que es capaz de hacer Inuyasha, matarlos.
-.-
-Inu…ya…sha...- lo murmura
Kagome entre sueños.
Se encuentra dormida en
aquella cama hecha par el jefe de la mana de paja y demasiado cómoda, solo que
este decidió dejársela a Kagome, el vigilaría hasta que llegara aquella bestia.
¿Cómo consolaría Inuyasha a
Kagome?, ¡ja! De seguro esa bestia ni siquiera sabe consolar… ¿a quien podría
mentirle?... el bien consuela a Kagome, ya estuvo en presencia de dos consuelos
y su forma de protegerla…
Kuso esa bestia… teniendo
una mujer como Kagome y unos cachorros que pronto nacerán y los abandona a su
suerte… si por él fuera Kagome estaría siendo tratada como una reina.
¡lobo sal de donde quieras
que estés!.- se escuchan aquellos gritos, sabiendo bien de quien se trata.
Fija de nuevo su vista en
Kagome, por si aquellos gritos la despertaron pero lo único que escucha es el
nombre del hanyou y que apriete aquella prenda que pertenece aquel baka.
-¿Qué demonios quieres
bestia?.- lo pregunta Kouga saliendo de aquella cueva.
-A mi mujer…- lo contesta,
mientras camina hacia aquel lobo.
-Te recomiendo dejarla
descansar, ha estado llorando desde que llego… apenas se acaba de quedar
dormida…- lo informa el propio Kouga, sabiendo que Inuyasha es débil en cuento
se trata de Kagome.
-¡Feh!, bien… pero me
quedo…- lo anuncia.
-Pues será afuera bestia,
por que en mi cueva tu no estas invitado…- se lo dice.
-Lobo…- lo gruñe…
-Lo siento perrucho, pero si
entras, te are salir a la fuerza…- se lo dice, para retirarse dentro de la
cueva.
-¡si le tocas algún cabello
a mi Kagome te mato… lo escuchas lobo, te mato!.- lo exclama el chico, sabiendo
que sus gritos se han escuchado por todos lados.
¡Arg!, ahora esperar a que
sea de día para hablar con Kagome… toma asiento afuera de la cueva,
recargándose en aquella pared, por lo menos poder dormir algo, estaba claro que
no dormiría como lo hacía a lado de su Kagome, pero podría ser el intento.
-.-
-¡¡Inuyasha!!.- lo grita una
Kagome incorporándose en aquella cama de lobo, dejando ver su notable sudor y
aquella respiración agitada, despertando a un hanyou afuera y a un lobo dentro.
-Kuso, ¿Qué fue lo que le
hiciste lobo?.- lo pregunta un Inuyasha entrando a la cueva, escuchando el
pequeño llanto de su Kagome.
-Yo nada…- lo murmura, Kouga,
viendo que Kagome esta llorando y llama al hanyou.
Inuyasha se acerca
rápidamente hacia donde esta su mujer, tomándola entre sus brazos con ternura,
para abrazarla suavemente, dejando que la cabeza de la chica se entierre en su
pecho.
-Sshh, tranquila koshii… ya
estoy aquí…- lo murmura aquel hanyou dándole suaves caricias en el cabello de
su Kagome.
Aquel pequeño llanto,
comienza a apagarse poco a poco, dejando que una miko se comience a dormir
lentamente… entre los brazos de Inuyasha.
El hanyou siente como su
Kagome ya se ha dormido entre sus brazos, queriendo asesinar aquel lobo si se
oso a tocar a su Kagome.
-A mi no me veas perrucho…
tu mujer se levanto gritando tu nombre.- se lo dice Kouga, saliendo de la
cueva, esta seguro que Inuyasha y Kagome necesitan algo de intimidad… ya hace
años atrás se dio por vencido en dejar a Kagome con aquella bestia, pero
todavía esta dispuesto a proteger a la miko.
-.-
Abre sus ojos lentamente…
sintiendo como alguien la abraza,
fijando su vista en aquella persona, observando que es Inuyasha…
-Inuyasha…- lo llama
suavemente, pero no recibe nada como respuesta.
-Inuyasha…- lo vuelve a
llamar, ahora recibiendo un “mmmjmmm” como respuesta.
-Inuyasha…- lo llama por
tercera vez.
-Kuso mujer deja dormir…- lo
dice este, sin abrir sus ojos, acomodando a su Kagome cerca de su cuerpo,
respirando aquel aroma que tanto adora.
Uuuyyy, ¿Qué piensa ese
baka?, ¿que puede decirle un te amo a Kikio y venir después con ella?, ¡ja!
Solo en sus sueños podría perdonarlo.
Se levanta poco a poco de la
cama, dejando que un hanyou en aquel lugar, viéndolo… e ve tan tierno dormido
de aquella forma.
-¡ABAJO!...- lo grita,
teniendo un gran efecto en aquel lugar.
-Perrucho, ¿Qué le hiciste a
Kagome?.- lo pregunta Kouga entrando a su cueva, viendo aquella bestia
estampada en el piso.
-¡feh! Kagome ¿Qué demonios
te pasa?...- lo pregunta el hanyou desde el piso.
-Eres un ¡baka!.- lo ultimo
lo grita dejando ver sus ojos cristalinos.
-La haces llorar…- lo dice
Kouga, acercándose hacia Kagome, para brindarle un abrazo que esta corresponde,
llorando en el pecho de aquel lobo.
-Lobo quítale tus sucias
manos a mi esposa…- lo dice esta hanyou levantándose de aquel lugar con rapidez
encarando aquel lobo.
-¡ja!, primero la haces llorar
y ahora la reclamas… te esta afectando la paternidad bestia…- lo dice este,
sabiendo bien que Kagome no sabe nada de su embarazo.
-¿he?...- lo dice Kagome, al
escuchar aquellas dos palabras “paternidad” y “esposa”.
-Baka, Kagome no sabía….- lo
dice este ojidorado
-¿y que esperas para
decírselo perrucho?...- lo pregunta, dejando que Kagome se separe poco a poco
de sus brazos.
-¿decirme que?...- lo dice
con un ultimo hipo que sale de sus labios.
-Primero… Kagome sobre lo de
Kikio… yo…- lo comienza a decir aquel hanyou, viendo la mirada triste de su
pequeña.
-No quiero que me digas
nada… de todos modos respeto tu decisión…- lo concluye, dejando a un hanyou
desconcertado.
-¿sabes lo que hice?.- lo
pregunta este asombrado.
-Deseas quedarte con Kikio… yo
no planeo retenerte…- se lo informa, sin dejar que Inuyasha hable, sale de
aquel lugar.
-Kagome, debes de
escucharme…- lo dice saliendo de la cueva detrás de ella y un lobo observando
toda aquella escena negando con la cabeza aquella incompetencia por parte de
aquella bestia.
-No quiero…- lo dice esta,
caminando por medio de aquel largo pasillo, donde se asoman muchas cabezas
curiosas.
-Kuso…- lo murmura – Kagome
¡Te amo!.- lo
anuncia, haciendo que aquellas dos palabras tengan un efecto en aquella mujer,
deteniendo su camino.
-No puedes separarme de ti y
nuestros cachorros…- lo continua diciendo, haciendo que su Kagome se gire y lo
mire a los ojos.
-Yo…- lo comienza a decir
Kagome.
-Sshh…..- lo dice aquel
hanyou- por favor no me dejes…- lo suplica caminando hacia donde se encuentra
aquella mujer.
-Pero Inuyasha…
-Tu y nuestros cachorros,
son lo mas importante que tengo… por eso yo…yo…- lo comienza a decir tomando el
valor necesario para confesarse hacia su Kagome- destruí a Kikio…- lo concluye
viendo los ojos de su Kagome abrirse.
-Oh Inuyasha…-
-Fue mi decisión Kagome…
ella quería matarte, quería quitarme a mi familia…- la vuelve a interrumpir
queriéndole dar una explicación- lo único que me alivia en estos momentos, es
que su alma ya esta descansando…- lo concluye.
-Lo siento Inuyasha… yo…- lo
dice Kagome mientras abraza al chico, sintiéndose culpable de la muerte de
Kikio.
-¿me perdonas Kagome?.- lo
pregunta, dejando que todo mundo prénsense aquello.
-Oh si…- lo contesta dejando
que Inuyasha, comience a darle cortos besos en su cuello.
-Pero una cosa…- lo dice
esta interrumpiendo toda muestra de cariño - ¿Por qué todo mundo sabe que estoy
embarazada y yo apenas enterándome…- lo dice esta viendo a todo el mundo poner
atención ante las palabras de Kagome.
-Eso es fácil Kagome…
nosotros podemos oler los cambios de cualquier hembra…- lo dice Kouga,
acercándose hacia la pareja.
-¿pueden saber cuantos
son?...- lo pregunta Kagome, dejando que Inuyasha la siga abrazando por la
cintura.
mmmm…- lo dice Kouga
olfateando el aire alrededor de la chica- son dos…- lo concluye, viendo el
rostro que se ilumina de Kagome, tocándose aquel vientre…
-esto es culpa de Inuyasha…-
lo dice como reproche.
-Pero Kagome… yo…
-Me pondré gorda…- lo
interrumpe al ver la cara del chico, haciendo que todo mundo se ría ante
aquello.
Capitulo
V.- La Búsqueda Termino
-Enano, ¿has visto a mi
mujer?.- lo pregunta este, llagando apenas a la aldea.
-Si, fue a recoger algunas
flores…- lo contesta, sin tener oportunidad de decirle aquel baka que fue
acompañada por aquellas dos criaturas.
¡Feh! Esa mujer no hace otra
cosa que darle dolores de cabeza, apenas si se fue ayer por el último fragmento
de la perla, que escucharon hablar de él con la compañía de aquel monje…
La extraño profundamente, al
igual que aquellos pequeñitos, justo cuando llega a la cabaña que construyo,
nada de nada…
Olfatea en el aire, aquellos
tres aromas que tanto adora, aumentando la velocidad para llegar hacia aquel
campo de flores, lo primero que ve es a su pequeña hija a lado de su madre
arrancando un sin fin de flores y riendo, del otro extremo esta su hermano
luchando con aquella espada de juguete que le trajo Kagome de su época y ella…
su mujer riéndose de aquellos pequeñitos apenas de un año.
-Pa…pa…- lo balbucea una
pequeñita a lado de su mami.
-Pa…pa…pa…- lo dice aquel
otro pequeñito que esta sentado a unos metros de su madre con su espada, el
cual trata de levantarse para demostrarle a su padre que él es muy fuerte.
Una fuerte carcajada por parte
del hanyou, se hace presente tomando a su pequeño entre brazos, sabiendo bien
que apenas pueden caminar un poco.
-¿Qué tal su búsqueda?.- lo
pregunta Kagome, tomando entre sus brazos a aquella pequeñita.
-Bien, ya tenemos el último
trozo…- lo dice este hacia su esposa, viéndola cada vez mas hermosa.
-Pa…pa…papa…- lo dice
aquella bebita extendiendo sus bracitos para que este la tome junto con su
hermano uno en cada brazo.
-¿me entrañaron par de
demonios?...- lo pregunta un Inuyasha feliz de tener aquella familia.
-Ahí… ahí…- lo contesta con
aquel si…
-¿Y mi bella esposa?...- lo
pregunta Inuyasha de aquella forma sensual, haciendo que las mejillas de la
chica se tiñen de color rosado.
-Mucho…- lo contesta,
acercándose hacia su hanyou para darle un beso en los labios, dejando que este
los atrape a la hora de la retirada…
-Te amo…- lo murmura el
hanyou dejando que sus pequeños de deslicen por sus brazos para llegar a sus
piernas cada uno sujetándose fuertemente, bien quieren que su padre los lleve.
-Y yo mucho…- lo murmura al
sentir los brazos del chico rodearla y pegarla a su cuerpo, dejando una leve
sonrisa en sus labios, sabiendo que sus pequeños se encuentran listos para
moverse.
-Upa…- se escucha la voz de
dos pequeñitos listos para sostenerse ante la caminata.
Kagome se separa de su medio
demonio, para recoger aquellas flores junto con el juguete de su pequeñín, y
así ver como su padre camina con ellos en dirección de la casa.
-.-
-¿ya se durmieron?...- lo
murmura un hanyou recibiendo a su esposa entre sus brazos, algo cansada.
-Si…- lo dice esta, dejando
que el hanyou de le un pequeño beso en sus labios.
-¿sabes que te extrañe
mucho, verdad?...- lo susurra cerca de sus labios, dejando que aquella mujer se
derrita entre sus brazos.
-Shiii…- lo contesta, al
sentir aquellas caricias en su cuello.
-¡feh! Mujer… me gusta tu
cama…- lo murmura como una vez atrás se lo hizo saber, al decidir que cosas
trae de la época actual para ellos.
-Tu Koshii decidiste
traerla…- lo recuerda la miko, ante las pasadas palabras del chico
-¿Por qué no mejor una nueva?.- lo pregunta y sugiere Kagome
-No… yo quiero esa…- lo insiste el hanyou, tomando el colchón del
cuarto de la chica.
-Pero Inuyasha, mi mama dice que nos da una nueva…- lo dice Kagome
tratando de que aquel hombre de su brazo a torcer.
-Kuso mujer… en esta yo te hice el amor por primera vez, así que será
esta…- lo dice aquel hanyou algo sonrojado por explicar aquellos detalles…
tonto y romántico.
-Oh…- es la única respuesta de Kagome, recordaba aquel día… en que
Inuyasha y ella… y bueno lo que pasó después.
-¿quieres hacer el amor,
cariño?..- lo pregunta Inuyasha con aquella voz sensual que tanto le gusta a
Kagome.
-Se me antoja mucho…- lo
contesta dejando que el propio Inuyasha introduzca aquellas manos debajo de
aquella playera.
-Antojos… esa palabra me
trae muy malos recuerdos…- lo murmura, besando los labios de su miko.
-Inuyasha, yo quiero un pastel de chocolate…- lo dice aquella mujer,
sentada en aquella cama matrimonial.
-¡feh! Mujer, ¿y de donde quieres que lo saque?.- lo pregunta, viendo
aquella esposa con una pequeña pancita de cuatro meses, donde sus pequeñitos
están creciendo.
-Ve a con mi mamá…- lo sugiere.
-¿ahora?...- lo pregunta, sabiendo que es de noche y aquellos antojos
lo vuelven loco.
-¡si!.- lo grita Kagome, sintiéndose desesperado por no comer aquel
pastel de chocolate.
-Bueno, pero me porte bien…-
lo menciona Kagome al recordar todas aquellas veces, que hizo que Inuyasha
fuera a su época y después ya no quería aquello, un duro embarazo.
-Si claro…- lo dice
sarcásticamente mientras abre aquellos botones de la blusa de su esposa-
dándome abajos…- lo murmura, con un poco de herido orgullo.
-No quiero…- lo murmura una Kagome tratando de seguir comiendo aquella
fruta.
-Kagome debemos de ir con tu mama…- lo dice este tratando de persuadir
a su mujer para seguir caminando pero esta desea comer de aquella fruta que
encontró en el camino.
-No quiero…- lo vuelve a repetir Kagome, sin dar su brazo a torcer,
mostrando aquella pancita de cinco meses de embarazo.
-No seas terca Kagome…- lo murmura, acercándose hacia su Kagome, para
quitarle aquella fruta.
-Dije que no…- lo dice esta enojada por que le quitaron aquella comida.
-Mujer dijo Kaede que no deberías de comer mucho…- lo dice este.
-No estoy gorda baka…. ¡ABAJO!.- lo concluye dejando que el chico se
estampe en aquel suelo.
-Bueno, pero después…- lo
dice con un pequeño gemido al sentir los labios del chico en su pecho.
-No kag, no lo digas…- lo
dice aquel hanyou, sabiendo a lo que se refiere su esposa… aquellos dos meses
una pesadilla total.
-¿Qué tienes Kagome?.- lo pregunta este, viendo por que su mujer esta
llorando, si apenas es demasiado temprano.
-Es que… es que… estoy gorda…- lo concluye llorando, dejando que sus
lagrimas se deslicen por toda su cara.
-Claro que no…- lo niega aquel hombre, tomando a su mujer de unos siete
meses de embarazo entre sus brazos.
-Pero…pero… tu no me quieres…- se lo dice con aquel llanto, haciendo
reír un poco al hanyou.
-Yo te adoro preciosa…- lo murmura, viendo a su esposa entre sus
brazos, ya decía la madre de Kagome que estos dos últimos meses Kagome estaría
llorando por todo, demasiado sentimental.
-¿enserio?...- lo pregunta con voz ilusionada y con un pequeño hipo.
-Uy demasiado…- lo contesta con una sonrisa, dejando que sus labios se
unan a los de su pequeña.
-¡feh! Mujer… te amor
demasiado y tengo tantas ganas de devorarte…- lo murmura, dejando por fin a su
esposa desnuda en aquella cama, solo le ruega a Kami ninguna interrupción…
-Cuando quieras… Inu….- se
lo dice, enrollando sus brazos en el cuello de este, mientras aquel hanyou se
acomoda sobre ella.
En pocos segundos se
escuchan pequeños suspiros salir de los labios de aquella miko, sabiendo bien
lo hambriento que esta aquel hanyou, tantos días separados… y extrañándolo a
cada momento.
Desliza sus manos por aquel
fuerte pecho, reconociéndolo… viendo si existe alguna cicatriz nueva, pero
parece ser que esta intacto como hace cinco años atrás, libre de todo rasgo.
Siente como poco a poco los
labios del hanyou desciende por su hombro escuchando “mi hembra” sonriendo ante
ello, por aquellas marcas que hace un año atrás dejo aquel hanyou al tomarla en
su cuarto por primera vez.
Lame aquella zona, sintiendo
como su Kagome comienza a moverse sensualmente cosa que lo vuelve loco tratando
de no perder la cabeza y hacerla suya, deben de protegerse… por el momento los
demás cachorros podrían esperar.
-Kagome…. estas… tomando…
la… pastilla…- se lo dice jadeante conteniéndose aquellas ganas de continuar.
-Shiii…- lo contesta de
aquella forma infantil pero a la vez tan sensual que hace que el mismo hanyou
pierda completamente la cabeza, inclinándose a besar los labios de su hembra
para seguir con aquel ritual.
Apenas se escucha un pequeño
grito proveniente de los labios de la miko, sabiendo bien que su hanyou ya se
encuentra dentro de ella y aquella posición demasiado sexy, tomando aquel
cuerpo entre sus brazos y comenzar a moverse…
-Inu… aahhh…- lo dice
Kagome, al sentir aquella pequeña embestida dentro de s cuerpo, perdiendo la
cabeza por completo, dejando que su Inuyasha haga lo que quiera con ella…
Con sus cagaras acaricia
sensualmente la cintura de aquella mujer, dejando que la luz de la luna sea
tengo de aquella unión de la misma manera que lo fue hace un año atrás.
Apenas se alcanza a escuchar
un grito, pero no continua con aquel sonido por que Inuyasha se encuentra
callándola con aquel beso, pero sus uñas se entierran en los brazos del chico
dejándolos marcados.
Sintiendo un sin fin de
explosiones y aquel cuerpo sudado siendo unido mas a fondo en el cuerpo del
chico…
Inuyasha se recuesta a lado
de Kagome, llevándosela consigo como lo hizo hace un año atrás, dejándola
encima de su cuerpo unido a ella, sintiéndose el hombre mas feliz del mundo de
todos modos el tener a Kagome y aquellos pequeños es lo que siente.
-¡keh!, te amo mujer…- lo
murmura feliz, al acariciar suavemente aquella hembra.
-Y yo mas…- lo contesta una
Kagome sonriendo ante la vida que le toco vivir y dándole gracias a Kami de
haber tenido aquella oportunidad de conocer a Inuyasha.
Unos minutos después se
escucha un pequeño llanto, sabiendo que es su pequeño hijo… aclamando algo de
comida.
-Voy yo…- lo anuncia aquel
hanyou separándose de Kagome, sabiendo que está, esta lista con para darles de
comer.
Apenas ve como su marido
trae aquellas dos criaturas… recién cumplidos el año.
-¿Cuánto tiempo dejaras de
darle pecho?.- lo pregunta Inuyasha, viendo como su esposa le da primero a uno
y el le da con aquel biberón a su pequeña.
-Dentro de poco tiempo…- lo
contesta viendo a su familia, reunida.
Y pensar que él estuvo a
punto de irse con Kikio, y perderse aquello, el pensar que Kikio y aquella
promesa era mas importante que Kagome… el pensar y recordar todo lo que su
Kagome sufrió al verlo preocupado por Kikio… y ahora tiene una familia con
aquella mujer de la época actual.
-Ya se quedaron dormidos…-
lo murmura Kagome, viendo aquellos pequeñitos en los brazos de su padre.
-los llevo a su cuarto…-
-no… déjalos…- lo dice
aquella mujer tomando a su pequeña, para depositarla en la cama, al igual que
el hermano, siendo protegidos por una muralla de almohadas.
-¿planeas que nos durmamos
con estos demonios?.- lo pregunta un hanyou decepcionado y él que pensaba
seguir con aquella sección…
-Si…- lo contesta Kagome,
dejando el suficiente espacio para que aquel hanyou se duerma con ella, a su
lado, dejando que toda la familia este reunida.
Con un pesado suspiro se
acuesta a lado de su Kagome, abrazándola, mientras ve aquellos dos pequeños
Ángeles con los cuales comparte la cama como solía hacerlo cuando apenas tenían
tres meses.
-¿no crees que podamos aplastarlos?...- lo pregunta un hanyou, viendo
como sus pequeños dan un ligero bostezo y se acomodan en los brazos de su
madre.
-Si tienes cuidado no lo creo…- lo dice Kagome, dejando que sus
pequeños se acomoden en aquella cama, de una manera en que no pueda pasarles
nada, boca abajo.
-Pero, Kagome… deberían de quedarse en su cuna…- lo dice Inuyasha,
temiendo aplastar aquellos cuates, como una vez se lo dijo Kagome.
-No seas miedoso Inuyasha, no les pasara nada…- se lo dice, acostándose
en la cama, con aquellos pequeños.
-¡feh!...- la única respuesta del hanyou para reunirse con su esposa.
Y ahora no tiene mucho
miedo, pero solo algo… de que aquellos dos pequeños se caigan de la cama o algo
por el estilo, es que es su familia y los cuida demasiado…
Ve a su esposa dormir ya
entre sus brazos, del mismo modo que ve aquellos dos pequeños igual que su
madre, dormir placidamente como si aquel mundo que los rodea fuera tan
perfecto.
Su pequeña hija igual a su
madre el cabello azabache y aquellos ojos dorados, con su piel blanca como
Kagome y tan suave… pero al igual que su hermano unas lindas orejitas adornan
en su cabecita.
Su pequeño, ojos dorados
igual que el y su hermana, solo que a diferencia de esta el cabello plateado
como él, siendo su replica perfecta como Kagome se lo dijo una vez, sintiéndose
feliz…
Y pensar que hace un año
estuvo a punto de perder a Kagome, recibiendo aquella noticia.
Me voy a casar
Y claro que se iba a casar,
pero con él, no con otro hombre… solo con él.
Y recordar cuando la madre
de la chica recibió la noticia.
-Etto… nosotros tenemos una noticia que darles…- lo anuncia Kagome,
dejando su comida en la mesa, viendo a toda su familia reunida, incluyendo al
hanyou que esta a lado suyo.
-¿que sucede Kagome?.- lo pregunta el abuela de esta.
-Bueno es que… yo…yo…-
-¡feh! Lo que quiere decir Kagome es que vamos a tener dos cachorros…-
lo interrumpe aquel hanyou dándole la noticia a la familia de la chica.
-¿voy a ser tío?...- lo murmura y pregunta sota, levantándose del
asiento para ver a su hermana y su nuevo hermano…
-Voy a tener un bisnieto, que podrá escucharme…- lo dice ilusionado
aquel anciano.
-Papá, son dos…- lo dice la madre de la chica – hija te felicito, por
eso compre muchas cosas para bebé, ¿Qué te parece si las vemos?..- lo sugiere
la madre, dejando a todo el mundo confundido.
-Vamos chicos, una madre siempre sabe…- lo dice, sacando aquella caja
de ropita, para enseñársela a su hija y yerno.
Algunas veces piensa que la
madre de Kagome tiene poderes sobrenaturales, ella misma supo que serian un
niño y una niña… y algunas cosas mas, según Kagome es por la “experiencia” que
tiene…
-¿en que piensas Koshii?..-
lo pregunta Kagome, viendo a su esposo algo pensativo.
-En mi vida contigo,
cariño…- lo contesta viendo aquellos ojos marrones, grandes como una hermosa
perla.
-Pues eso empieza desde hace
siete años atrás… Koshii.- lo recuerda Kagome.
-¿Kagome eres feliz?...- lo
pregunta de repente un hanyou
-Claro que si… ¿Por qué lo
preguntas?.- lo dice esta.
-Por que… ya acabo la
búsqueda…- lo murmura, viendo a aquellos tres tesoros que tiene.
-¿Qué búsqueda?.- lo
pregunta una Kagome al sentir como las manos del chico se deslizan por sus
piernas.
-La de un esposo y los
fragmentos, pequeña…- lo murmura, a centímetros de sus labios, dejando que
aquella cabellera plateada se deslice por sus hombros.
-mmmm… me gusta lo primero…-
lo dice con un ronroneo la misma Kagome al recibir aquellos labios.
-A mi también…- lo bromea el
chico, dejando que sus labios sigan con aquel lento ritmo
Y la búsqueda termino…
¡Fin!
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