Stripers
Inuyasha Taisho un striper profesional, con aquel oficio
que es contratado por aquel cuerpo tan sexy que algunas mujeres se desmayan al
verlo actuar, otras tan solo desean ayudarle a retirarle toda su ropa…
Kagome Higurashi una chica que fue llevada aquel
espectáculo por causa de su amiga, enamorándose a primera vista de aquel
hombre.
Solo que ambos tienen una historia y un pasado…
Capitulo I.- Espectáculo.
-¡Oh vamos Kagome!…- lo dice
aquella mujer de cabello café, arrastrando a su joven amiga hacia dentro de
aquel espectáculo.
-Sabes Sango que no me gustan
este tipo de cosas…- lo contesta al sentarse en uno de los asientos de primera
fila.
-Por favor Kagome, sabes que tu
esplendido esposo nos dio las entradas…- lo recuerda Sango…
-Solo porque a ti te gusta ver
todo esto, pero sabes que a mi…-
-Ya lo sé… mejor cállate y
disfruta de este espectáculo.- se lo dice Sango viendo como está por comenzar
el espectáculo “Stripers”.
Tercera llamada…
Las luces de aquel lugar
comienzan a apagarse lentamente solo dejando las dos que iluminan directamente
al escenario, que continué uno tubo largo de metal en el centro para aquella
atracción femenina.
-Con ustedes el hombre esperado por toda la población
femenina y que hoy se retira… Inuyasha Taisho-
Se escucha aquel anuncio
reconociendo la voz de aquel baka, que Sango destila por él, Miroku Taisho, él
hermano de aquel hombre.
-¡Inuyasha Taisho con ustedes!.-
Se vuelve a escuchar aquella voz,
dejando ver en aquel escenario un hombre de espaldas al público femenino,
viendo todas aquellas mujeres aquel trasero bien formado con esas piernas y la
espalda ancha con aquel cabello negro que tanto les gusta.
Ve aquel hombre enfrente forrado
de aquel traje negro con un aire de sensualidad, que bien en aquellos momentos
se siente embobada, como si aquel hombre la mantuviera prisionera de aquel
hermoso cuerpo.
Comienza a sonar una música
suave, con unas voces al fondo, dejando que suavemente la melodía haga juego
con aquella cadera que se mueve de un lado al otro, del mismo modo que aquellas
fuertes piernas.
El piano comienza a sonar,
haciendo que aquel hombre se dé la vuelta lentamente si perder aquel movimiento
de cadera, una vez de frente, comienza a sonar aquella trompetas dándole un
toque más sensual a los movimientos que este hace con aquel chaleco que tiene
puesto, viendo que debajo de él no tiene nada, solo la piel bronceada que le
muestra al público femenino.
Con aquellas manos comienza a
quitarse lentamente aquel chaleco a su vez mientras baila para la multitud de
mujeres que gritan y piden “¡Que se la quite! ¡Que se la quite!”,
haciendo que una pelinegra se enoje…
Viendo
aquellos ojos dorados que no paran de perderla de vista, como si aquel hombre
llamado Inuyasha estuviera haciéndole aquellos movimientos solo a ella.
-¡¡¡¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!.-
Aquel grito
se escucha por toda la sala, un millón de voces unidas ante aquel grito al ver
como aquel hombre termina quitándose aquel chaleco dejando ver el sensual pecho
que tiene de la misma manera que el abdomen perfectamente para ser explorado
por manos femeninas.
Aquella música
sigue con su ritmo dejando que algunas mujeres se desmayen ante los movimientos
sensuales de aquel ojidorado, pero esté solo tiene un objetivo donde su vista
esta fija, en aquella mujer de ojos chocolates colocada en la primera fila, con
aquella melena azabache y bien una pequeña pancita que se deja ver en aquella
ropa.
-¡¡¡AAAAHHH!!!.-
De nuevo se
escucha otro grito en coro por aquella población femenina al ver como aquel
hombre comienza a quitarse los pantalones lentamente, con un movimiento se
desase de ellos, dejándolo solo con aquellos boxsers algo diferente a los
comunes, que estos aprieten el cuerpo del chico, mientras con aquella mano
arriba de su cabeza que tiene sus pantalones, comienza a girarlos dejando que
su cuerpo siga con aquellos movimientos que aquella trompeta lo acompaña.
-¡¡OH KAMI!!
Se escuchan
aquellos gritos.
-¡¡LANZALO
ACAAA!!.-
Lo gritan las
mujeres de hasta el fondo, tratando de mantenerse en sus asientos para no
abalanzarse hacia aquel dios.
-¡¡YO
ATAJARLOO!! .-
Lo gritan de
nuevo aquellas mujeres.
Kagome tan
solo ven lo desesperadas que están por aquel hombre, esta de acuerdo que es un
hombre… pero siente un profundo coraje por el hecho de que aquellas mujeres
sigan gritando como locas.
-¡¡YO
ATAPARLOO!!.-
Lo vuelven a
gritan, pero ahora toda la población, incluida Sango que se encuentra a su
lado…
-¡¡FIFUFFFIFUFIFU!!.-
Escucha
aquellos chiflidos al ver a aquel hombre dirigirse hacia el tubo y comenzar a
moverse de forma sensual, de la misma manera como si estuviera seduciendo a una
mujer solo que a diferencia este es un pedazo de metal, pero aquellas mujeres
pueden verle todo…
-¡¡AAAAAAAAAAHHHH!!.-
Se escucha
aquel grito por diez mujeres al ver como Inuyasha lanza sus prendas hacia el
público ocasionando un revuelo, dejando que la música siga con aquella función.
Puede ver el
sudor de aquel hombre dejándolo reflejar ver más sexy que al principio, sigue
viendo aquella función deseando que aquello ya acabe pero parece ser que como
ser el último espectáculo de aquel sexy boy, decidieron largar la función.
No soporta
más y se levanta del asiento… teniendo aquellas enormes ganas de vomitar, es
como si el embarazo ya la estuviera afectando a los tres meses de gestación.
Siente la
mira de Inuyasha posarse en ella al dirigirse hacia donde se encuentra el
tocador, dándole aquella mirada desaprobatoria.
-¡¡MAS,
MAS!!.-
Escucha
aquellas voces, mientras la música se termina suavemente, escuchando a Miroku
anunciar
-Gracias por su atención al último desfile de Inuyasha
Taisho, con ustedes Kouga Taisho, hermano de este.-
Abre la llave
de aquel lavabo mojando suavemente su rostro, sintiéndose fresca en aquellos
momentos, Inuyasha la perturbaba de cierta manera, y aquello lo sabe desde la
primera vez que lo vio en aquella fiesta de solteras.
Se mira en el
espejo luce diferente, luce como mamá… fija su vista en aquel anillo que
muestra su mano derecha en aquel dedo que debe de ser colocado viéndolo
fijamente, está casada y es feliz… muy feliz, pero a veces los celos no se van
y es tan normal queriéndolo tanto.
Tres años… tres años desde que conoce aquel esposo
suyo.
-¿Kagome por
qué te fuiste?.- lo pegunta Sango entrando al tocador, donde está su amiga.
-¿Por qué
crees?...- lo contesta como si aquella pregunta tuviera respuesta lógica.
-Bien… bien…
anda mejor vamos a verlo…- lo sugiere Sango arrastrando a su Kagome hacia donde
están los camerinos.
Al salir de
los baños todavía ve aquella multitud de mujeres babear por aquellos hombres,
en el escenario Kouga con aquel cuerpo algo similar al de Inuyasha, muy apuesto
pero ella prefiere aquel hombre de ojos dorados.
-No pueden
pasar señoras…- lo dice aquel grandulón que se encuentra vigilando la entrada
de los camerinos, para no molestar aquellos play boys.
-Claro que
podemos pasar…- lo protesta Sango, y conociendo el carácter de esta prefiere
que su hermana discuta.
-Ninguna
mujer tiene permiso para ver a Inuyasha Taisho y mucho menos a sus hermanos…-
lo dice aquel hombre, obstruyendo la entrada.
-Si no deja
que pasemos, planeo denunciarlo…- lo amenaza la misma Sango, haciendo que aquel
guardia se ría de ella.
-Ni que
estuviera la esposa del señor Taisho para que pasara…- lo dice aquel hombre en
forma burlona- sé que ella nunca viene a sus funciones.- lo concluye viendo
aquellas mujeres insignificantes.
-Para tu
mayor información BAKA, la esposa de aquel hombre… es esta mujer…- lo dice
Sango dejando ver a su hermana a un lado.
Capitulo II.- Camerino.
-Para tu
mayor información BAKA, la esposa de aquel hombre… es esta mujer…- lo dice
Sango dejando ver a su hermana a un lado.
-¡Ja si
claro, y yo soy Tarzan!.- lo contesta este dejando algo sarcástico en el
asentó.
-Mucho gusto
señor Tarzan, ahora déjenos pasar.- lo dice Sango, viendo como su amiga no está
de ánimos para pelear, lo más seguro es que este celosa o triste de saber que
Inuyasha siempre es mirado por todas esas mujeres y que ella sea algo
insignificante a su lado.
-Lo siento
pero está prohibido el paso.- lo vuelve a decir el grandulón, no iba a dejar
pasar a esas mujeres que se hacen pasar por personas que no lo son.
-Lo voy a
demandar…- lo amenaza Sango de nuevo.
-Haga lo que
quiera mujer, pero tengo ordenes…- se lo dice.
-Sango vamos
¿si?.- lo sugiere Kagome.
-Pero Kag…-
-Anda, no
importa si no lo vemos… después de todo tiene que ver a su público femenino…-
se lo dice, dejando que su rostro siga triste.
-Pero Kag…-
-No Sango,
mejor deja que trabaje…- lo dice Kagome dándose la vuelta para caminar hacia la
salida.
-Se va
arrepentir de todo esto baka, espero que Inuyasha no lo mate por esto…- lo dice
Sango lanzado una última mirada aquel hombre- y pienso que debería de ver la
foto que Inuyasha siempre le deja a los guardias de su esposa.- lo concluye,
para salir atrás de su amiga.
¡Oh Kami!,
rápidamente saca de su chamarra un pedazo de periódico que el mismo Inuyasha le
dio por si su esposa quiere entrar y pueda reconocerla, desdobla aquel pedazo
de papel, para ver una foto de Inuyasha Taisho abrazando a su mujer, que bien
se encuentra recargada en su pecho y brazos, dejando ver una pancita de apenas
tres meses, tomada la foto el día de ayer, al anunciar el retiro de Inuyasha
Taisho.
Se iban a
enojar con él… más bien lo iban a matar y lentamente… debía de buscar aquella
señora pero, no puede dejar su puesto… oh kami ¿que hará?.
¡El radio!
Lo toma entre
sus manos y comienza a llamar al guardia de seguridad explicándole las cosas, y
el peligro en que se encuentra su vida.
Esperaba que
ese pudiera salvarlo.
-.-
-No pueden
salir lo siento.- lo dice aquel guardia posándose en la puerta.
-¿Por qué
no?.- lo pregunta Sango.
-Ordenes.- se
los contesta- señora Taisho podría acompañarme su esposo quiere verla.- lo dice
haciendo una señal que camine hacia el pasillo continuo, lo más seguro es que
la lleve con su esposo.
-Te veo
mañana Kagome.- lo grita Sango viendo alejarse su amiga por aquel lugar, ahora
ella ira a disfrutar del espectáculo.
-.-
Esa Sango,
hubiera preferido irse a descansar a casa, no tiene ganas de ver a Inuyasha…
ella no quería venir, pero con los boletos que Inuyasha le dio a Sango,
¡¡arg!!, tiene tantas ganas de estrangularlo, y también de llorar…
Sus ojos
comienzan a humedecerse, cerrándolos para que las lagrimes no fluyan por ellos.
-Aquí es
señora.- lo dice el hombre, dejando que Kagome se pare enfrente de una de las
puertas donde dice un letrero “Inuyasha
Taisho”.
-Gracias…- lo
murmura al ver como este le abre la puerta, y la deja entrar, cerrándola tras
de sí, dejándola completamente sola.
-Oh Kagome te
estaba esperando.- lo dice Inuyasha levantándose de aquella cama, donde hacia
donde está su esposa.
Ve de pie a
su esposo ya cambiado con una camisa color azul y unos jeans, lo cual lo hace
ver muy sexy, haciendo que sus ojos dejen salir aquellas lágrimas.
-¡Oh
Inuyasha!.- lo grita para correr hacia sus brazos, llorando en aquel pecho,
Inuyasha en cambio se queda perplejo ante la actitud de Kagome, ¿Qué demonios
le paso?, no había terminado el show porque ella se levantó disgustada, ¿Qué más
quería aquella mujer?.
-¿Qué tienes
cariño?.- lo pregunta, abrazando a su esposa, dejando que llore lo que quiera
en sus brazos.
-Ven mejor
vamos a acostarte.- lo murmura tomando aquella mujer entre sus brazos, para
llevarla a la cama que se encuentra en aquel camerino amplio.
¡Buf!, adora
a esa mujer, pero en algunas ocasiones lo vuelve loco… según Sango es por las
inseguridades que tiene Kagome, si cuando la conoció esta se disfrazaba detrás
de ropa anticuada y unas horribles gafas, y ahora que por lo menos se ha
cambiado un poco sigue con las mismas inseguridades.
-¿Qué tienes
cariño?.- se lo vuelve a preguntar ahora acostado a lado de ella, dejando que
Kagome se aferre a sus ropas.
-Tu no me
quieres…- lo murmura entre sollozos.
-¿Cómo que no
te quiero?.- lo pregunta un Inuyasha confundido, si aquella pelinegra es lo que
más adora en esta vida, y claro aquel bebe que viene en camino.
-Todas esas
mujeres…- lo comienza a decir, dejando escapar un pequeño hipo- y yo…- se lo
dice, dándole a entender lo que le dijo la primera vez que salieron.
-No creo que sea lo mejor salir…- lo dice Kagome,
viendo a Inuyasha sentado en la sala de su casa.
-¿Por qué no?.- lo pregunta, viendo a la mujer salir
con aquel vestido lindo, algo sencillo pero dándole aquel toque de inocencia,
que lo cautivo en el primer momento en que la vio.
-Bueno es que todas esas mujeres… y yo… no soy nadie.-
lo murmura al sentarse a lado del chico.
-¡Feh!, si te estuve insistiendo todo un mes en que
aceptaras, eres alguien Kagome… no en vano Inuyasha Taisho persigue a las
mujeres…- se lo dice en forma arrogante, viendo como aquello hace que Kagome
sonría.
Y esa Kagome
sigue igual como hace cuatro años atrás…
-Cariño yo te
amo…- se lo dice, viendo como esta se separa de sus brazos para verlo a sus
ojos.
-Yo también y
mucho… pero me da miedo perderte…- se lo dice con aquella voz infantil dejando
escapar un hipo.
-No te vas a
deshacer de mí fácilmente.- se lo dice en broma, sabiendo los resultas que
tendría en Kagome, hacerla sonreír.
-Te quiero,
te amo y te adoro…- lo murmura Kagome alzando sus labios hacia los labios del
chico dejando que este los acaricie suavemente, antes de darle un beso.
Pasa sus
piernas en medio de las de la chica enrollándolas de aquella forma que suele
hacerlo cuando ambos se encuentran en la cama después de hacer el amor.
Sube
lentamente sus manos por la cintura de su esposa, del mismo modo que comienza a
subir aquella camisa sintiendo la suave piel de Kagome, del mismo modo que
aquel pequeño bulto que se encuentra en el vientre de la chica.
-Hey Kagome,
por que no… nos quedamos aquí…- se lo murmura, bajando la comisura de sus
labios hacia el cuello.
-Pero…pero
alguien… po…dría… venir…- lo dice con aquella voz entre cortada.
-Todos están
ocupados en el espectáculo, y ordene no molestarnos…- se lo dice al ver los
ojos de su Kagome ya dilatados, y recordar la primera vez que le hizo el amor.
-Él entra a su departamento con una mujer en brazos,
hace un año exactamente que anda con Kagome, claro que en algunas ocasiones no
puede verla por su trabajo y las giras, pero cuando esta en Japón- Tokio, hace
lo posible por estar todo el día con aquella mujer.-
-No abras los ojos…- lo dice, al depositar las llaves
con la bolsa de Kagome en el sillón, vigilando que Kagome no abra sus ojos.
Se dirige a una de las habitaciones que se encuentra
en el pasillo, para entrar a la primera recamara, depositando a la chica en el
suelo, para darle un suave beso en sus labios que Kagome corresponde al
abrazarlo fuertemente de su cuello, haciendo aquello más intimo.
-Hey espera…- lo murmura, al sentir como esta no desea
separase de sus labios, pero él tiene pensado otras cosas- mira….-
Kagome hace lo que le dice Inuyasha, viendo a su
alrededor, velas aromáticas por todos lados, en la cama una colcha blanca, y
encima pétalos de rosas blancas, sencillamente hermoso.
-Es para ti pequeña…¿crees que olvidaría nuestro
primer aniversario juntos?.- se lo dice cerca de su oído, haciendo que Kagome
se ponga nerviosa, al pensar lo que va a suceder.
Ve el sonrojo de las mejillas de la chica,
preguntándose si esta preparada, ya sabe que esta es su primera vez, pero no
desea forzarla a nada.
-¿Lo deseas Kagome?.- se lo pregunta, haciéndola girar
para que lo vea solo a él.
Ve como asiente tímidamente, viendo sus ojos marrones
con el brillo inocente que tanto le gusta.
Besa lentamente sus labios, caminando hacia la cama
con la chica, para dejarla acostada con él… saboreando el dulce néctar de
aquellos labios.
Esa fue la
primera vez que tuvo a Kagome entre sus brazos, y completamente suya, como lo
esta haciendo ahora, despojándola de aquella camisa abotonada, admirando y
saboreando cara parte de su piel.
-Estoy fea…-
lo dice Kagome, con aquellas mejillas sonrojadas al ver como su esposo se
encuentra observándola detenidamente, sin que tenga nada cubriendo su pecho.
-Oh claro que
no, eres muy hermosa.- se lo contesta para inclinarse a besar aquellos dos
pechos, que se encuentran muy duros… sabiendo que su esposa lo desea tanto como
él.
Escucha un
suave gemido al envolver con sus labios aquel pecho, para comenzar a mamarlo
como lo hará aquel pequeñín cuando nazca.
-Inu…ya…sha….-
lo murmura suavemente.
-Soy todo
tuyo cariño…- se lo dice, al quitarle aquella estorbosa faltada, con los
zapados y aquellas medias, dejándola solo con una prenda en su cuerpo.
Estar entre
los brazos de Inuyasha es como estar en el mismo celo, sintiendo aquellos besos
acariciar cada una de sus zonas mas sensibles, aquel hombre experto en la
seducción.
Mantiene sus
ojos cerrados al sentir aquella sin fin de explosiones, también puede sentir
como la piel de Inuyasha esta se encuentra contra la suya y eso que ella no ha
hecho nada solo que disfrutar de aquellas caricias.
-Hey cariño,
no voy hacerlo todo yo solo…- lo susurra Inuyasha cerca del oído de Kagome,
dejando que sus manos se mantengan quitas en el cintura que se pierde poco a
poco de la chica a causa del embarazo.
Apenas abre
sus ojos, enfocando a Inuyasha enfrente suyo, aquellas pupilas doradas con
fuego de manera excitante.
Ve como su
Kagome fuñe su dulce rostro, desde que empezó el embarazo ella desea que el
haga todo y claro no le afecta mucho, pero también quiere sentir aquellos
labios en su pecho aunque sea… que lo vuelva loco mas de la cuenta.
Estalla en
carcajadas al sentir como Kagome comienza a besarle el pecho, como si aquella
pelinegra hubiera leído sus pensamientos, tanto así se conectan.
-¿Te hago
cosquillas?.- se lo pregunta de aquella forma inocente que tanto le gusta a
Inuyasha, haciendo que aquel miembro mantenga su máxima posición enterrado en
el vientre abultado de Kagome, listo para ser hundido en aquella cavidad.
-Ven acá
pequeña…- se lo dice al dejarla completamente a su merced, acomodándose de
manera delicada entre las piernas de Kagome, asegurándose de que no le haga
ningún daño al pequeño…
Apenas siente
cuando el ya se encuentra dentro, deslizándose en aquel interior que tanto
adora, la sensación mágica que experimenta a lado de Kagome, escucha un gemido
salir de los labios de Kagome, viéndola en aquel estado, lista para seguir
siendo devorada por sus labios.
Se inclina a
besar primero aquella frente un poco húmeda a causa de las embestidas que
proporciona sus caderas unidas, continúa con aquella nariz, sus ojos cerrados y
finalizar con aquellos labios.
Siente las
manos de Kagome deslizarse por todo su pecho, aquel lugar donde todas las
mujeres comenzaron ha babear cuando hizo aquel stripers, dejando a una Kagome
muy celosa, pero no debería de estarlo ya tendría preparada un stripers para
ella sola…
Termina con
aquel recorrido de besos en el ombligo que dentro de poco será botado por su
pequeño.
Siente una
ultima embestida con aquel liquido recorrer su vientre ahora ya ocupado,
sabiendo bien que aquellas semillas su cuerpo lo brotara…
Inuyasha se
tumba a lado de ella, abrazándola mientras se quita de aquel lugar, por la
comodidad de su pequeño.
Escucha un
suspiro salir de los labios de Kagome, sabiendo bien que se encuentra
descansando, y aquel espectáculo continua lo mas seguro es que hicieron repetir
a Miroku o Kouga, ya que Sesshomaru salio del negocio cuando pidió el
matrimonio a Rin.
Toma a su
esposa entre sus brazos, acomodándola para que aquellas sabanas puedan tápalos
de la fresca noche, acariciando suavemente el hombro desnudo de Kagome,
recibiendo como respuesta suspiros y aquella respiración ya tranquila.
-Kagome.- la
llama suavemente.
-Mmmm…- lo
contesta, acurrucándose en el pecho de este, pasando sus manos alrededor del
abdomen de Inuyasha y sus rodillas enrollarlas.
-¿Recuerdas
cuando nos conocimos?.- lo pregunta el ojidorado, sintiendo suaves caricias en
su abdomen.
-Aja…- se lo
contesta…
-Sango yo no deseo ir a un espectáculo para solteras.-
lo dice como capricho Kagome, negándose a asistir aquel espectáculo que su
amiga la invito.
-Pero Kagome, por favor… es una fiesta privada ¡y
estarán lo mejores hombre de Japón!.- lo ultimo lo dice gritando.
-No, no y no…- se lo repite sin dar su brazo a torcer.
-Por favor, y prometo ya no pedirte nada mas…- se lo
comienza a decir, viendo como su amiga comienza a ceder- y prometo lavar los
trastes y hacer la comida cuando me toque…- se lo concluye.
-Esta bien…- se lo dice soltando un pesado suspiro.
-¡Gracias!, ¡gracias!.- lo dice Sango saltando como
una niña chiquita que acaba de recibir los mejores regalos.
-Pero iré vestida como yo quiera.- se lo dice, al ver
la cara de terror de s amiga.
-¡Oh Kami!...- lo murmura entre dientes Sango.
Apenas van llegando a la fiesta, una despedida de
solteras y como la novia tiene mucho dinero se le ocurrió la alocada idea de
contratar a los stripers mas codiciados de Japón, y por que no del mundo.
-Oh vamos Kagome debiste de venir mas ligera.- lo dice
una de las chicas a acercarse a Kagome, vestida de manga larga y cuello de
tortuga y una falda algo guango que le llega muy debajo de las rodillas casi a
los tobillos, con unos zapatos azul cielo como el color de su conjunto y claro
sin olvidar aquellas gafas.
-Yo trate de convencerla.- lo dice Sango entrando a la
fiesta con ropa muy ligera.
-Ni modo… ¡vamos a la fiesta!.- lo gritan varias
chicas, dejando pasar aquella mujer.
Camina distraídamente por aquel enorme lugar, conoce a
ayume desde muy chica… desde la secundaría y a Sango desde el jardín de niños…
Ve como todo esta arreglado para el evento que Sango
le platico “el stripers de hombres”, precisamente “stripers Taisho”, según
Sango hombres hechos como dioses, y también lo que le contó es que ellos
también cobran por acostones, pero de que se preocupa si en aquella fiesta no
va haber solo puro show.
No esta muy segura de pertenecer a ese lugar, esa es
feliz a sus vente y cuatro años soltera sin compromisos y dedicada a su empelo,
sabe que debe de soñar con una familia, pero los hombres le atemorizan, desde
que Hoyo trato de hacer algo que ella no quiso por suerte Sango pudo ayudarla a
deshacerse de ese baka antes de que intentara algo.
Toma asiento en enfrente del escenario viendo como
algunas cosas se mueven por atrás de esas cortinas, lo mas seguro es que el
show no tarde en comenzar.
Suspira algo aburrida, cerrando sus ojos por cansancio
ella ya debería de estar en la cama y soñando con aquel príncipe azul que le en
sus novelas que tanto le gusta comprar, no estar esperando a que empiece un
show de hombres que bailen para desnudarse.
-¿Disculpe, puedo usar la silla de junto?.- escucha
que una voz masculina la llama, obligándola abrir sus ojos, enfocándolo con una
mirada ámbar que la ve de frente, como si la analizara detenidamente.
Capitulo III.- Recuerdos.
-¿Disculpe, puedo usar la silla de junto?.- escucha
que una voz masculina la llama, obligándola abrir sus ojos, enfocándolo con una
mirada ámbar que la ve de frente, como si la analizara detenidamente.
-He… si…- se lo contesta viendo aquel guapo hombre, oh
kami de donde salio.
-¿Cómo te llamas?.- se lo pregunta, viendo como
aquella joven se mantiene oculta detrás de ese disfraz, pero él sabe mucho de
mujeres y ninguna le engaña.
-Kag…Kagome...- se lo dice tratando de controlar aquel
nerviosismo.
-Mucho gusto, soy Inuyasha Taisho…- se lo dice tomando
una de las manos de le chica para llevarla a sus labios.
Ve el sonrojo en las mejillas de Kagome, haciéndola
lucir tan adorable e inocente, nunca antes había conocido a una mujer así, tan
lindas inocente y claro muy bonita escondida detrás de aquel disfraz.
-¡Hey hermano, muévete!.- lo grita cierto individuo
que sale de tras del escenario para ver que demonios hace aquel hombre.
-He si, ya voy.- se los contesta dejando la mano de la
chica en el regazo de esta, para tomar la silla e irse por aquel lugar.
Ese hombre es muy guapo, demasiado para ella… pero por
lo que escucho es uno de los que harán el estripers.
-¿Qué sucede Kagome?.- lo pregunta Sango acercándose a
su amiga con una bebida.
-No nada… solo estoy aburrida.- se lo contesta,
recibiendo el vaso de refresco.
-Anda anímate, no todos los días ves a unos hombres
como dioses…- se lo dice con una sonrisa, esperando que tenga algún efecto en
su amiga, pero luce mas deprimida que de costumbre.
-Es que no tengo muchas ganas.- se lo dice,
levantándose del asiento para ir a la barra donde el barman se encuentra
sirviendo todo.
¿Qué puede hacer con esa amiga suya?, todavía no puede
superar lo que le hizo Hoyo hace dos años, desde eso se comporta muy extraña,
mas cerrada y triste, pensó que le aria bien ir a ver ese espectáculo.
Bueno ni modo, ahora deben de disfrutar del
espectáculo y después trataría de ayudar a su amiga, tal ves conseguirle un
novio pero que la quiera…
-Su atención por favor.-
Lo dice un sujeto con cola de caballo, alto y de ojos
verdes, muy guapo cabe de destacar.
Aquel hombre toma la atención de toda la población
femenina que se encuentra en esa fiesta, muy pocas personas pero después de
todo muy bonitas.
-Comenzaremos con la función.- lo dice aquel hombre,
para colocarse en posición de la misma forma que sus hermanos lo hacen.
Ve como todas se acomodan en los asientos observando
la función que comience, aquellos cuatro hombres, de espaldas mostrando
aquellos exquisitos traseros, un pantalón de cuero negro cubriéndolos.
Las luces se apagan, dejando que la música
proporcionada por la grabadora comience a sonar, primero ligeramente una música
lenta viendo como aquellos hombres comienzan a moverse de untado a otro, para
saltar y darse la vuelta al escuchar como las trompetas comienzan a sonar.
Ve un hombre de la esquina derecha, piel bronceada
ojos azules, y una colita miniatura de caballo sosteniendo el poco cabello que
tiene, del otro extremo esta un hombre de cabello negro ojos ámbar pero con un
semblante muy frió y sexy, a su lado esta el mismo hombre que anuncio el evento
y en medio de todos esta aquel otro hombre que le pidió la silla, tan apuestos.
Mira como aquellos hombres, comienzan a moverse de
formas sensuales todas, pero con los mismos ritmos, primero las caderas
haciendo un gran nuecero con ellas al quitarse los pantalones antes las
aclamaciones de las chicas que hay en el lugar.
La playera aquella transparente que hace notar todo el
cuerpo de los cuatros, los cuatro hermanos Taisho se llevan las manos a los
botones de las playeras para comenzar a dar vuelta lentamente, haciendo
aquellos movimientos tan sensuales, escuchando ahora como todas aclaman por las
ropas de esos cuatros hombres.
Desde donde esta sentada puede ver todo, cada ángulo
de todos esos hombres, el amplio pecho y el abdomen de cuadritos, aquellos
fuertes brazos delicadamente bronceados y con brillo dándoles un toque sensual,
los glúteos tan fuertes que cualquier mujer babea por ellos… y aquellas piernas
hermosas y listas para ser comidas a besos.
Sin terminar con las manos fuertes, que están listas
para recorrer el cuerpo de cualquier mujer, unas expertas manos.
Sus ojos se enfocan a aquellos ámbar, el mismo chico
que le dijo “puedo usar esta silla”, haciéndola babear por completo, desviando
su mirada a la copa que tiene en sus manos, sintiéndose avergonzada…
Ve teñirse las mejillas de aquella mujer de ojos
marrones, rondándole en su cabeza por que se interesa en ella…
Los hombre se encuentran con una sola prenda en su
cuerpo, sin termina de bailar, dejando que aquella silla que pidió el chico sea
uso de un momento de seducción dejando que todas las chicas presentes babeen
por aquellos cuatro hombres.
Escucha que ya acaba la función con aquellos chiflidos
y gritos por parte de las chicas, y un “gracias” por los hombres, sin quitar la
vista de su copa.
-Hey Kagome, se van a quedar un rato… ¿no te parece
fantástico?.- lo dice Sango extasiada de volver a poder ver a esos hombres.
Parece que su amiga no le hace caso, y los hombres
están bajando de nuevo del escenario con topa más cómoda puesta, pero claro sin
dejar de verse realmente guapos.
Sango se va con un grupo de chicas a platicar con uno
de los cuatro hombres, el otro chica de ojos verdes se pierde en la multitud de
chicas, de la misma forma que aquel otro hombre de mirada fría, dejando solo a
su hermano.
De reojo ve como aquel hombre se acerca hacia ella,
sintiéndose nerviosa… no quería hablar con él, los hombres la logran poner muy
nerviosa.
-Hola…- lo escucha de tras de ella- ¿esta ocupada?.-
lo pregunta fijando el asiento a lado de esa mujer.
-No…- es lo único que contesta, jugando con la copa
con sus manos.
-Kagome… ¿verdad?.- lo pregunta, sintiéndose seguro
que la respuesta es afirmativa.
-Si, y tu Inuyasha…- se lo contesta, viéndolo a los
ojos, sonrojándose por encontrarlo tan guapo, ¿Qué hacia una tonta con él?, el
debería de estar con otra mujer que pueda coquetearle.
-¿Puedo saber por que una mujer tan bella esta tan
sola?.- se lo dice, ocasionando que el sonrojo e Kagome se haga mas intenso.
-Yo…yo…- lo balbucea
-¿Quieres platicar un rato conmigo, Kagome?.- se lo
pregunta ofreciéndole la mano para irse a platicar a un cómodo sillón que esa
ubicado del otro lado de la estancia- no planeo comerte, Kagome… solo platicar
¿si?.- lo suplica, viendo como esta duda un poco, y después acepta regalándole
una dulce sonrisa al estrechar su mano para bajar de aquel banco.
-Y desde ese
día quede flechado…- lo dice Inuyasha recordando cuanto tiempo estuvo
platicando con la chica.
-Baka…
recuerdo cuanto me insististe en que te diera mi número.- se lo dice Kagome de
forma divertida.
-Por favor Kagome…- lo suplica el chico
-No, aparte¿ para que lo quieres?.- se lo pregunta,
antes desde afuera de la casa, ella ya debía de irse.
-Para hablarte.- se lo contesta con aquella sonrisa
que bien derrite a cualquier mujer.
-No gracias…- se lo vuelve a decir.
-Por favor Kagome…- se lo vuelve a suplicar, sin dejarla
ir.
-No, no y no…- se lo contesta de nuevo.
-Prometo no darte ningún espectáculo.- se lo dice con
una sonrisa juguetona.
-Yo…yo…- lo balbucea imaginando a Inuyasha dándole un
espectáculo muy privado… siendo solo ella el público.
-¿Si?.- lo pregunta de nuevo acercándose un poco a la
chica.
-No lo se…- lo comienza a dudar, sintiendo el cuerpo
de Inuyasha cerca de ella.
-Di solo un si…- lo murmura lo suficiente fuerte para
que Kagome lo escuche al pasar sus manos por la cintura de esta.
-No se…- lo vuelve a repetir dejándose hipnotizar por
esos ojos dorados.
-Por favor ¿si?.- lo vuelve a suplicar.
-Yo…yo…- lo balbucea sintiendo ahora la respiración de
Inuyasha encima de la suya, sus labios dándole suaves caricias.
-Kagome…- lo susurra uniendo poco a poco hacia
aquellos labios.
-¡Kagome!...- lo grita una persona acercándose a la
pareja, volviéndolos a la realidad.
-Hey, ese es Inuyasha Taisho.- lo grita Sango
acercándose hacia ellos, haciendo que ambos se separen con un sonrojen sus
mejillas, es la primera mujer que lo pone así de nervioso como un adolescente
en su primera cita.
-¿Qué hacen ustedes dos juntos?.- lo pregunta Sango de
forma picara conociendo a su amiga es forma de burlarse.
-Yo…yo-
-Le estaba pidiendo su teléfono.- lo dice Inuyasha
interrumpiendo a Kagome.
-Oh fácil yo te lo doy.- se lo dice Sango, sacando una
tarjeta.
-¡No!.- lo grita Kagome.
-Vamos Kagome… no tiene nada de malo.- lo ultimo se lo
dice guiñándole un ojo a su amiga.
-El teléfono que esta ahí, es el de la casa… vivimos
juntas- lo concluye.
-Gracias.-
-Eras un
tramposo.- lo dice Kagome, al sentir las manos del chico en su espalda.
-No es
cierto, Sango se apunto.- se lo dice.
-Pero ella no
debió de habértelo dado.- lo reprocha.
-Bueno Kag,
si no fuera eso créeme te hubiera buscado.- lo murmura besando sus labios.
-¿Me amas
mucho?.- lo pregunta.
-¡Uuuyyy!,
demasiado… mas que cuando te pedí que te casaras conmigo.- se lo dice el propio
Inuyasha estrechándola más entre sus brazos, sintiendo la suave piel desnuda de
Kagome.
-¿Sabes de que quiere hablarme Inuyasha?.- lo pregunta
Kagome, hacia Kouga que se encuentra escoltándola hacia el interior de los
camerinos.
-No lo se, mi hermano bestia no dice mucho.- se lo
contesta viendo a su nueva cuñada, lastima que esa bestia la había visto
primero.
Suelta un pesado suspiro, hace un año y medio que esta
con Inuyasha y piensa que en algunas ocasiones este se cansa de ella, por el
hecho que cuando esta en Tokio se pierde unas horas hacer quien sabe que, y no
le dice nada.
-Kagome te dejo tengo que irme a preparar para la
función.- se lo dice dejándola enfrente de una de las puertas.
Abre la puerta y ve que hay una nota en el espejo que
se encuentra dentro del lugar, yendo a tomar.
Hola cariño…
Se que estos días he estado un poco distante, pero
créeme que en ningún momento dejo de pensar en ti, te adoro demasiado, tanto
que me haces mucha falta.
Quiero que estés en mi vida todo el tiempo y que
también viajes conmigo, no me importa si ambos tenemos que fugarnos para estar
juntos… te adoro demasiado Kagome… mi Kagome…
¿Deseas casarte conmigo?.
Inuyasha.
Las ultimas palabras las vuelve a leer “deseas casarte
conmigo”, ¿en verdad Inuyasha le pedía matrimonio?.
-¿Qué dices Kagome?...- lo pregunta una voz detrás de
él.
-Yo…yo…- lo balbucea girándose a ver a su novio de
pie, esperando una respuesta más bien un si.
-Deseas ser mi esposa, Kagome.- se lo vuelve a
preguntar.
-¡Oh si!.- lo grita lanzándose hacia sus brazos.
-Te ame tanto
en esos momentos.- lo dice Inuyasha, viendo a su esposa dormirse lentamente…
entre sus brazos.
-Yo también…-
lo murmura Kagome, soltando un dulce bostezo que es cortado por unos labios.
-¿Recuerdas
el estriper que te hice a ti solita?.- lo pregunta Inuyasha, entre los labios,
escuchando la respuesta con un gemido.
-Ahora si señora Taisho bienvenida a sus terrenos.- lo
dice un Inuyasha, entrando al departamento con su esposa en brazos.
-Esos suena muy excitante.- se lo dice…
-Y eso que tengo prepara para ti una sorpresa.- lo
murmura, caminando con ella hasta la cama
-¿Un stripers?.- lo pregunta con voz soñadora.
Capitulo IV.- Noticias.
-¿Un stripers?.- lo pregunta con voz soñadora.
-Mmmjmmm.- lo contesta el chico, besando los labios de
Kagome.
Siente como la deposita en la cama, dejándola sentada
mientras sus labios siguen unidos.
-¡Hey!… tengo que darte tu sorpresa…- lo murmura, a
centímetros de sus labios.
-¿Cuál?.- lo pregunta de forma infantil.
-Tu solo observa…- lo murmura, besado suavemente sus
labios, para irse a prender aquel esterio dentro de la habitación.
Ve ahora a su nuevo esposo pararse enfrente de ella un
espacio considerable, mientras la música empieza a sonar, iba a tener su propia
función en casa.
Una suave música empieza a sonar, unas voces femeninas
hacen coro al del mismo modo en que se callan y la trompeta surge para hacer
paso aquel movimiento tan sensual que hizo Inuyasha, agachándose mientras toca
el piso para acercarse a ella de forma salvaje, como un felino asechando a su
presa.
Se recuenta un poco al sentir como Inuyasha sube a la
cama, tratando de saber que es lo que va a suceder, esto no es un striper común
y corriente que le hace a las chicas que van a verlo.
Ve como este se sube encima de el, moviendo aquellas
caderas tan sensuales al mismo tiempo que su lengua empieza a recorrer su
cuello sacándole un gemido, es un ¿Striper con una sección de sexo incluido?.
Escucha levemente el piano con las trompetas, pero no
puede poner cha atención a causa de que Inuyasha comienza a quitarle poco a
poco la ropa con la boza cosa que le fascina…
Siente como se detiene para verla a los ojos,
moviéndose de forma sensual, los pies desnudos del chico comienzan a acariciar
sus piernas subiendo el vestido un poco más arriba de las rodillas, y vuelven a
descender.
-Inu…ya…sha…- lo murmura, al sentir aquellas
sensaciones en su cuerpo.
-Sshh, tranquila…- se lo dice para ponerse de pie,
encima de la chica, sus dos piernas a los costados de Kagome, mientras la
canción sigue su curso, comienza a deshacerse de aquella playera, lentamente
viendo como las pupilas de Kagome de dilatan de aquella manera que lo prende.
Lanza la prenda sin fijarse donde ha caído, tomando la
mano de Kagome para levantarla de un solo golpe con ella, apretándola hacia su
cuerpo de manera tan intima.
-Juega conmigo Kagome…- lo murmura Inuyasha mordiendo
el oído de la chica.
Escucha como las trompetas suenan de manera sexy,
separándose de Kagome e inclinándose a besarla para que ella quede entre sus
brazos inclinada hacia atrás, viendo como aquella prenda estorba en aquellos
momentos.
Hace un giro con Kagome entre sus brazos, dejándola de
espaldas, besando ahora su cuelo lentamente, al mismo tiempo que encuentra el
cierre del vestido.
Puede sentir como los labios de Inuyasha comienzan a
bajar el cierre del vestido para después posarse en su espalda y besar
lentamente, haciendo que con la música todo aquello parezca uno de los sueños
mas sensuales que ha tenido.
Deja escapar un sin fin de suspiros, al sentir como
las manos del chico comienzan a deshacerse del vestido… dejando que al fin
caiga a la cama a los pies de ambos, y pensar que están encima de la cama sin
comenzar nada.
-Eres mía…- lo dice con aquella voz ronca que hace que
su piel se vuelva chinita.
La música sigue su curso, solo que ahora todos los
sonidos incluyendo la voz de aquellas mujeres se encuentra sonando.
Ve a su Kagome de pie, dándole la espalda con dos
únicas prendas…
Con sus manos en la cintura de esta hace que se gire
viéndola a los ojos, tan inocente como la primera vez que se fundieron en uno…
solo que en esa ocasión fue mas romántico, ahora todo es mas atrevido y le
fascina ello.
Acerca de nuevo a Kagome a su cuerpo, pasando sus
manos por la espalda de ella, al besar su cuello lentamente, sabiendo que
aquello es lo que mas le gusta, dirigiéndose lentamente hacia el lóbulo de la
chica, mordiéndolo con todo y aretes.
Sus manos desatan aquel broche liberando esas par de
montillas deshaciéndose de la prenda que estorba, para seguir chupando aquella
zona lentamente bajando a su hombro.
La toma entre sus brazos lentamente, para hincarse en
la cama, dejándola entada de nuevo… viendo la cara de confusión, pero tiene una
mejor idea antes de continuar.
Acaba de acabar la primera pista, fue una excelente
idea pedirle el disco de canciones que utilizan a Miroku para aquella noche,
aunque se llevo por ello muchos consejos interesantes de aquel rey de la
seducción.
Ahora empieza a sonar una canción lenta viendo a su
Kagome recargada en aquella región de almohadas lista para ser devorada por el
mismo pero antes debía de terminar con el espectáculo.
Esta de pie enfrente de Kagome, moviendo sus caderas
sensualmente, de derecha a izquierda y viceversa, de la misma forma que sus
manos comienzan a bajar por su abdomen para desabrochar aquel botón del botalón
negro que lleva.
Escucha un ¡Glup! Provenir de Kagome, mientras baja
lentamente sus pantalones, quedándolo solo con ropa interior, lanzándolos con
el pie derecho si estuviera en el espectáculo estarían gritando ¡oh Kami!, ¡yo
soy tuya!... pero Kagome es tan tímida que no se atreve a decir aquellas
palabras.
Se acerca a pasos lentos hacia Kagome, hincándose a besar
aquellos labios, sintiendo como esta se abraza de su cuello profundizando aquel
beso, mmmm todo se lo deba muy fácil.
Se sube encima de ella encajando sus cuerpos a la
perfección como dos piezas de rompecabezas que lo único que hacen es formar uno
solo.
Con sus manos comienza a recorrer el cuerpo de Kagome,
primero aquellos sensuales pechos haciéndolos vibrar de la misma manera que el
cuerpo de la chica, su cuello ponerlo rojo e hinchado.
Aquellas piernas entrelazadas con las suyas sintiendo
el calor de su cuerpo.
Se da la vuelta dejando a Kagome encima de él sin
terminar con ella, escucha como la canción todavía esta en su curso,
deshaciéndose el mismo de las últimas dos prendas, terminando ambos desnudos,
para volver a la posición inicial.
Separándose del cuerpo de Kagome, para verla al
rostro, observándola tan sensual, mientras se pierde dentro de ella lentamente
siguiendo aquellos sonidos con su cadera, dejando que la misma Kagome se aferre
a él como su única salvación en esos momentos.
Escucha un grito salir de los labios de Kagome, de la
misma manera que aquellos ojos marrones se abran tratando de enfocarlo, pero
tanto es el placer que recibe que vuelve a cerrarlos dejándola en sus labios
para termina con aquella explosión al mismo tiempo que lo hace la grabadora,
dejando un silencio rotundo.
Recordar
aquella noche es lo mas excitante que ha hecho en toda su vida, y eso que
todavía tiene a aquella mujer entre sus brazos, dormida placidamente, mientras
el trae aquellos deliciosos recuerdos, y pensar que había jurado estar soltero
toda su vida yendo de mujer en mujer.
Ve a su
Kagome, recordando que estuvo de la misma manera el día siguiente en la cama,
entre sus brazos hinchada y con aquel aroma que tanto le gusta.
Tenían que
volver a revivir aquel momento, pero ya sería después que el bebé naciera su
mayor felicidad después de encontrar Kagome, todavía recuerda la noticia y la
forma en que se la dio.
-¿Qué haces aquí?.- lo pregunta al ver entrar a su
mujer al camerino, se supone que ella debía de estar en Tokio no en Francia.
-Tengo algo que decirte.- se lo dice, de forma
sincera.
-¿Te pasa algo?, ¿te lastimaste?, ¿me vas a dejar?...-
lo comienza a preguntar desesperado, sabe que hace un mes que no ve a su mujer después
de haber regresado a casa de una jira, tuvo que irse a otra a los pocos días,
pero claro sin antes no disfrutar de ella.
-No baka, te amo demasiado para dejarte…- se lo dice,
tratando de encontrar las mejores palabras para decirle aquella noticia.
-¿Entonces?.- lo pregunta sin entender, el por que
Kagome esta en Francia, en su camerino y cerca de dar el una función.
-¿Puedes sentarte?.- lo sugiere, viendo como Inuyasha
empieza a desesperarse.
-Vamos Kagome, dime que sucede…- se lo dice.
-Estoy… yo… bueno… estamos… esperando… un bebé.- lo
concluye al fin, viendo los ojos de Inuyasha centrarse primero en sus pupilas
negras y después en aquel vientre.
-¿En… enserio?.- lo pregunta sin creerse aquello.
-Si, por eso vine… Sango me convenció en hacerlo, yo
no quer…-
No continua con aquella explicación ya que Inuyasha la
toma entre sus brazos plantándole un beso en aquello labios.
-Gracias Kagome…- lo murmura al separarse de aquellos
labios.
-Hola Kagome… Inuyasha ya vamos a salir al aire.- lo
dice Miroku asomándose al camerino viendo a Inuyasha con su esposa, para volver
a cerrar la habitación
-¡Kagome!.- lo grita volviendo abrir la puerta, apenas
progresando la información
-Vino desde Tokio, y me trajo la mejor noticia.- lo
dice el propio Inuyasha viendo a su hermano- estamos esperando un bebé.- lo
anuncia, besando de nuevo a su esposa.
Después de
eso, decidió dejar el espectáculo, para darle un buen ejemplo a su pequeño o
pequeña, no iba a irse de gira cuando tiene a su Kagome embarazada.
Ya ahora solo
queda Miroku y Kouga en el negocio y al paso en que iban no piensa que dure
mucho tiempo, Kouga conoció a una de las amigas de Kagome, lo mismo que le pasó
a Sesshomaru y anda tras ella como perrito tras un juguete.
En cambio
Miroku esta por que destila la sabana por Sango la mejor amiga de Kagome, y
esta igual solo que sabe que ese hermano suyo es un mujeriego y pervertido de
primera.
Ahora, lo
único que podría hacer es dormirse como lo esta haciendo aquella mujer entre
sus brazos, mañana se iría a casa, y a disfrutar de su familia…
-.-
-¿Dónde
estoy?.- lo pregunta y murmura Kagome, abriendo sus ojos… recordaba haberse
dormido en el camerino de Inuyasha y entre sus brazos, pero ahora esta en su
habitación sin un Inuyasha a su lado.
Se sentirá
lentamente reacomodando sus músculos, prendiendo la televisión con ayuda del
control remoto, dejando dar un ligero bostezo.
Lo primero
que ve son las noticias con el reportaje “Inuyasha
Taisho sale de los espectáculos”.
-Se cree que el señor Inuyasha Taisho una sensación en
todo el mundo femenino ha salido de los espectáculos después de tres años de
contrae matrimonio con Kagome Higurashi ya que esta espera a su primer bebé, el
play boy, ha dejado tristes a un millón de fan’s por aquella partida que ayer
mismo fue su espectáculo.-
Lo dice
aquella reportera…
-Parece ser que la esposa del señor Taisho fue a verlo
a su despedida y cuando esta se levanto el mismo Inuyasha término la función
algo relevante conociendo que este hace sus espectáculos más largos.-
Lo dice
aquella mujer presentando las imágenes de ella levantándose del asiento.
¡Arg!, todo
graban, ¿Qué no pueden dejarla en paz?... ella en ningún momento le dijo a
Inuyasha que se saliera de hacer lo que hace, claro que es celosa pero
comprende que es su carrera, total lo conoció en ella.
Apaga el
televisión para desaparecer esa imagen suya con Inuyasha abrazándola, ¡bah! Si
le tienen envidia que lo tengan….
-¿Qué tienes
Koshii?.- lo pregunta entrando con una bandeja del desayuno, viendo a su esposa
despierta y enojada.
-Esa mujer…-
lo murmura enojada.
-¿Qué
mujer?.- se lo pregunta sin entender de que habla, no hay nadie en la
habitación.
-¿Eso es para
mi?.- lo pregunta cambiando el tema, viendo que su esposo se acerca hacia ella
para dejar la bandeja en la cama.
-Tenemos que
alimentarlo, ¿recuerdas?.- lo pregunta al final, para comenzar a darle algo de
beber a su Kagome.
-Si…- lo
murmura, recibiendo la comida que le da su esposo.
Capitulo V.- Stripers.
-Nos encontramos a fuera del hospital donde apenas
hace unas horas la hija del Stripers Inuyasha Taisho acaba de nacer… esperamos
que tengamos unas tomas.-
Lo informa
aquella voz, dejando ver el hospital detrás de ella, el cual esta lleno de
fan’s de aquel hombre, que es deseado que vuelva a los espectáculos.
Parece ser que Inuyasha Taisho se quedara con su
esposa en el hotel por lo cual las fan’s tendrán que quedarse con las ganas de
ver de nuevo aquel hombre.
Lo vuelve a
informar aquella mujer.
-¡Queremos
ver a Inuyasha Taisho!, ¡queremos ver a Inuyasha Taisho!.- se escucha aquel
grito fuera del hospital siendo aclamado por un millón de mujeres desesperadas
por verlo.
Hasta arriba
del hospital comienzan a escucharse aquellas voces.
-Hey hermano,
creo que vas a tener que salir…- lo dice Miroku el cual se encuentra sentado a
lado de Sango, viendo a Kagome descansar en la cama que le asignaron al igual
que la habitación.
-¿Qué pasa?.-
lo pregunta Kouga del otro lado, sentado en aquel sillón a lado de Ayame.
-Parece ser
que Inuyasha trajo su club de fans…- lo informa Miroku el cual esta asomado por
la ventana viendo a un sin fin e cabezas femeninas gritar ¡queremos a Inuyasha
Taisho!.
-Señor
Taisho, tendrá que deshacerse de esas mujeres antes de que en este hospital
cause problemas…- lo dice un hombre al entrar a la habitación a revisar los
signos vitales de Kagome, que apenas hace una hora que la subieron de
observación.
-¡Arg! Y
¿Cómo planea que lo haga?.- lo pregunta sentado a lado de Kagome.
-No se, usted
es el ídolo… así que por favor ponga una solución rápida.- lo termina decir
aquel hombre para salir de la habitación dejando aquellos cinco
stripers y sus mujeres tratar de inventar algo.
-¿No crees que
por ahí esta una de mis fans?.- lo pregunta Miroku echando un vistazo hacia la
ventana – hey Sanguito.- se queja al sentir un golpe en su cabeza.
-Espero que
con eso aprenderás…- lo murmura Sango.
-Ya se….- lo
exclama Inuyasha, viendo a sus hermanos, necesitaba sacar esas mujeres locas
antes de que Kagome se despertara y bueno se enojara de por vida con él, de por
si medio ciclo de su embarazo estuvo enojada por que sus fans iban a
perseguirlo a la casa.
-.-
-¡Abran paso,
Inuyasha Taisho desea salir!.- lo grita el guardia de seguridad con una bocina
en sus manos.
La población
femenina comienza a gritar, viendo salir el automóvil de Inuyasha con dos
personas dentro, uno tenía que ser Inuyasha y el otro tal ves su hermano.
-Parece ser que el grupo femenino corre a perseguir el
auto, algunas se suben a sus respectivos automóviles para aprender la casería…
por Inuyasha Taisho.-
Lo anuncia
aquella mujer gravando todo lo que esta sucediendo.
-Nosotros también iremos, las mantendremos informadas.-
Lo dice
aquella mujer subiendo al automóvil que la transporta.
-.-
-Hey Inuyasha
eres un genio.- lo dice Kouga viendo como todas esas mujeres desaparecen del
lugar.
-¡Feh! No
tienes por que decirlo, haber ahora que hacen Miroku y Sango…- lo murmura
sabiendo que ellos se ofrecieron en hacer eso.
-Miroku es el
que me preocupa, Sango terminara matándolo…- lo dice Ayame.
-Ese hermano
nunca muere, no se de que se preocupan.- lo dice Sesshomaru alado de Rin y su
bebe que nació hace tres meses atrás.
Se escucha un
pequeño quejido, para poner todos su atención en Kagome, que aprieta la mano de
Inuyasha, al abrir sus ojos.
-Hola
hermosa…- lo murmura Inuyasha viendo a su esposa abrir los ojos.
-Mmmm, ¿ya
viste a nuestra pequeña?.- lo primero que pregunta.
-Si y es tan
hermosa como su madre…- se lo hace saber, besándole la frente a la chica.
-Si Kagome,
esta muy bonita tu bebé, saco los ojos de Inuyasha.- lo dice Ayame sentada del
otro lado.
-Lo sabía…-
lo murmura con una sonrisa en sus labios.
-¡Feh!, te
debo algo hermosa…- se lo dice, recordando la apuesta que hicieron antes de que
naciera la pequeña.
-Yo se que tendrá tus ojos.- lo dice una Kagome
acostada a lado de aquel hombre.
-No es cierto, tendrá tus ojos…- se lo contesta,
besando el cachete de la chica.
-¿Quieres apostar Inuyasha?.- lo pregunta este.
-¡Feh! Claro, el gran Inuyasha nunca se equivoca…- se
lo dice con forma arrogante,
-El que piedra tendrá que complacer al otro…- lo dice
Kagome, dejándose mimar por Inuyasha.
-Lo se…- lo
murmura Kagome, cerrando sus ojos lentamente.
-.-
-Nos encontramos en este lugar apartado parecer ser
que el señor Inuyasha Taisho, esta planeando hacer algo.-
Lo dice la
reportera.
-Uno de los individuos sale del carro, para quitarse
la capucha que trae encima.-
Lo informa.
-Oh kami, es la cuñada de Inuyasha Taisho.-
Lo dice esta.
-¡Con un
demonio chicas, ¿podrían dejar de atosigar a Inuyasha?…. No ven que tiene ya
familia!.- lo grita Sango muy enojada.
-Pero es que
es tan guapo.- lo grita una.
-Me vale un
demonio si esta muy guapo, déjenlo en paz, tiene una niña ahora por quien velar
y una esposa mil veces mejor que ustedes juntas y si siguen atosigándolo
Inuyasha se hartara y las demandara a cada una por acoso.- lo dice Sango,
molesta por todo lo que sucede.
-Pero…-
-Pero nada…-
lo dice Sango – así que esfúmense.- lo concluye, subiendo de nuevo al carro,
con aquel otro individuo a su lado.
-Parece ser que Inuyasha Taisho se ha cansado de los
acosos que recibe por parte de las mujeres femeninas, por que nos han reportado
que ninguna mujer esta permitida para ser la enfermera de Kagome Taisho, la
esposa de este.-
Lo dice la
reportera, hacia las cámaras.
-.-
Se encuentra
en la cama con su bebé, la cual lo observa detenidamente, sentadita en una de
las almohadas que la rodean.
Aquella
pequeña ya tiene siete meses y ha aprendido rápido a gatear y sentarse solita
sin ayuda de nadie.
Su hija es
demasiado independiente e hiperactiva de lo que hubiera imaginado, apenas puede
mantenerla quieta un rato.
Kagome suele
decirle que eso es hereditario, ¡ja! Como si el fuera el culpable de que Izayo
fuera así.
Ve como su
hija comienza a aplaudir, observándola con curiosidad.
-Pa….pa….pa…-
lo dice aquella pequeñita señalando el televisor que tiene en frente, haciendo
que Inuyasha vea la televisión, algunas imágenes donde el sale haciendo un
Striper en algún show ¿Qué demonios?.
Escucha la
risita de su hijita al pasar una foto de su papá con aquel traje raro.
Esta seguro
que si Kagome se entera de lo que esta viendo Izayo es capaz de matarlo, por
ello decide apagar la televisión, ¿nunca se cansaran de dejarlo en paz?.
Un pequeño
llanto se escucha por la habitación para desatarlo en un estallido de lágrimas,
viendo a su papá con aquella carita de sufrimiento.
-Hey,
pequeñita no llores…- lo dice, tratando de tomar a su bebé entre sus brazos
pero esta no se deja.
Tenía que
hacer algo rápido, ¿pero que?... o ya se.
-Mira Izayo,
papá bailara para ti…- se lo dice, al poner la música que estaba escuchando su
bebé, viendo como esta ya no llora y comienza a aplaudir.
La puerta de
la casa comienza a abrirse lentamente, reconociendo aquella música… y una
risita con un balbucea también se hace presente, deja las cosas en el sillón
para acercarse hacia donde proviene la música.
Ve a su
pequeñita en la cama riendo y moviendo sus bracitos regordetes, cual su mirada
esta fija en algo, se acerca mas hacia la habitación y ve a Inuyasha bailándole
a su hija.
-¡Inuyasha
Taisho!.- lo grita Kagome, llamando la atención de esas dos personitas.
-Kag…kag…ome…
yo puedo explicarlo.- lo balbucea Inuyasha, viendo a su esposa muy, pero muy
furiosa.
-Oh ya creo
que si…- lo dice Kagome, al ver a su esposo sin la playera.
-Fue Izayo
ella me convenció…- se lo dice.
-Inuyasha ¿no
tienes otro pretexto mejor?.- lo pregunta Kagome furiosa – una bebé de siete
mese no puede hacer eso y mucho menos verlo.- se lo concluye.
-Pero Kagome
enserio, cariño debes de creerme…- lo suplica Inuyasha, escuchando como su
pequeña sigue riéndose de su desgracia, muy graciosa primero lo hace bailar y
después se ríe de ¡él!.
-¡Eres un
pervertido!.- lo exclama Kagome dándole la espalda a este, escuchando la risita
de su pequeña Izayo.
-Kagome…
enserio Izayo me convenció… mira primero vio en la tele como bailaba, se la
pague y comenzó a llorar, entonces le estaba bailando…- se lo dice como pasaron
los hechos.
-No quiero
que te acerques a Izayo, pervertido.- lo dice Kagome, volteándose a darle la
cara a su esposo.
-Pero Kag…
por favor no seas infantil…- se lo dice.
-¿Infantil?...
tu eres mas infantil…- se lo contesta
-¡Ja!, si eso
fuera cierto, no tendríamos a esa pequeña que se esta riendo de nosotros.- lo
dice el ojidorado.
-¡Inuyasha!.-
lo exclama Kagome.
-¡Feh! Mujer,
eres igual que yo…- se lo dice, atrapándola entre sus brazos…
-Suéltame
baka…- lo comienza a decir Kagome sonrojándose.
-Anda cariño
un beso de saludo…- lo murmura atrapando sus labios dejando que un gemido se
quede en la garganta de Kagome al mismo tiempo que ambos caen en al cama, a los
pies dejando que Izayo la cual se encuentra en la cabecera esta riendo por todo
lo que sucede a su alrededor.
-¿Ahora?.- lo
pregunta Inuyasha separándose del beso, pero sin quitarse de encima de Kagome.
-Te amo…- lo
dice con una sonrisa.
-¡Feh! Yo
también… y nuestro retoño se ríe de nosotros…- lo informa al ver a Izayo
viéndolos con aquellos ojos dorados.
-Gracias…- lo
dice Kagome
-¿Por?...- lo
pregunta
-Por hacerme
la mujer más feliz del mundo…- lo termina diciendo al besar suavemente sus
labios.
Izayo se
cansa de ver a sus papas y que no jueguen con ella, se inclina para comenzar a
gatear y llegar hasta donde esta su papá.
-¿Quieres
jugar Izayo?.- lo pregunta Inuyasha acostándose a lado de Kagome, pero tomando
a su pequeña entre sus brazos, para hacer que sus piecitos se pongan en su
abdomen y con sus manos la mantiene de pie, observando lo grande que es.
-Inuyasha… ya
no habrá mas stripers.- lo dice como ultimátum Kagome
-Solo para
ti…- lo murmura viendo sus ojos.
-Solo para
mí…- lo dice la misma forma…
...¡Fin!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario